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Partido: 14-07-1929

Domingo, 14 de julio de 1929

 

  • REAL CLUB VICTORIA
  • CLUB DEPORTIVO EUROPA

 

Triunfo del Europa sobre el Victoria

2 - 3. Deseosos de presenciar este encuentro, acudimos presurosos al Campo de España, que presenta aspecto de gran acontecimiento. Con pequeñas excepciones, las localidades aparecen ocupadas en su  totalidad por un público heterogéneo que, atraído por la fama que de equipo potente tiene el C. D. Europa, y la esperanza de ver resurgir al once que tantos triunfos conquistaron, se espera con la impaciencia natural el comienzo del partido.

La tarde, nublada y con algo de fresco, contribuye, sin duda, a que el público de sol, sin temor a éste, acuda a ocupar sus localidades.

Aparece en el campo de juego en primer lugar el equipo forastero, que viste pantalón azul y jersey blanco con triángulo azul en la parte superior. Es recibida la aparición de este once con una ovación.

Sale en segundo lugar el Real Victoria, que luce sus colores habituales. Más aplausos.

Se saludan ambos equipos, se cambian flores, y tras los trámites de rigor, se coloca cada once en el puesto que le ha correspondido.

Los equipos están integrados:

C. D. Europa: Florenza; Vigueras, Alcoriza; Soligó, Loyola, Sainz; Pellicer, Ramonzuelo, Cros, Mauri y Colls.

Real Victoria: Suárez; Frías, Arturo; Martín, Díaz, Castellano; Timimi, Furrunga, Álamo, García y Ortiz.

Actúa de árbitro el colegiado don Vicente Navarro Verdú. Jueces de "goal", don Francisco Ojeda y don  José Luis Miranda. Jueces de línea, los hermanos don Adolfo y don José Miranda.

Se coloca el Victoria en la parte de saliente, y el Europa en la parte contraria, haciendo el saque este último e iniciando un bonito avance, que corta Arturo con su peculiar y bien arraigada seguridad.

Recogen la pelota los de casa e inician un magnífico avance, sin consecuencias. Los jugadores se están estudiando, y el juego es pausado y tranquilo.

A medida que transcurren los minutos el juego se hace más interesante, toda vez que los jugadores se van entendiendo y conociendo los flacos de cada uno.

Los nuestros arrecian en sus acometidas, y en una de ellas, después de llevada la pelota estupendamente por la línea delantera, García marcar el primer tanto para los nuestros de muy buena forma. Es aplaudido.

Los catalanes no dan importancia a este primer goal que les han marcado, sin duda confiados en su triunfo. Así los vemos jugar con su característica tranquilidad, aunque acentuando un poco la rapidez en los pases. Los nuestros también juegan con la tranquilidad que da el llevar un tanto de ventaja.

Sin presión manifiesta de ninguno de los dos onces, transcurre el partido. El juego es interesante, pero sin exceso. Los catalanes juegan bien, con pases medidos y de gran eficacia. La línea delantera europeísta es formidable. Pellicer se destaca en su juego, compenetrado siempre con el interior, y éste con el delantero centro, Cros, el cual reparte juego por igual a toda su línea. En uno de los muchos avances del Europa marca Cros el primer tanto para su once, segundo de la tarde. Se aplaude la forma de introducir la pelota en la red.

Con el empate a un goal el partido vuelve a tomar interés, y el juego adquiere movilidad, que había decaído algo.

El Europa ejerce una ligera presión sobre el Real Victoria, que juega mucho y bien, pero los extremos no rinden todo cuanto de ellos se debe esperar. Álamo tampoco es el de otras veces, y así vemos que la defensa Arturo-Frías tienen que multiplicarse y rendir mucha más que de costumbre.

Otro goal para el Europa, por Mauri, que se aplaude.

Ahora es cuando observamos que el juego toma caracteres de verdadera lucha. Los realistas imprimen al juego movimiento, y jugando así es como pueden conseguir el triunfo. Con pases rápidos y bajos. Los catalanes juegan reposados, y si los nuestros desarrollaran juego rápido y eficaz, el resultado del partido hubiera sido otro.

De todas formas el Real Victoria juega bien, y marca su segundo por conducto de Díaz, que está portándose bien. Se le aplaude. Ha sido un goal introducido de forma poco corriente.

Termina la primera parte con el empate a dos goals. El juego ha estado nivelado, sin que haya podido dominar ninguno de los dos equipos.

Cuando empieza la segunda parte, en el público se nota la impaciencia propia de estos casos, en que se desea el triunfo de uno o de otro equipo. Es difícil aventurar un juicio que se aproxime a la realidad, toda vez que ambos onces son buenos y tienen un juego algo similar. Únicamente se destaca el Europa en que los pases son más largos y un poco más seguros. La defensa realista se porta como buena, y ella es la que evita muchas veces que se "cuelen" los catalanes. Frías y Arturo, que son los defensas, se multiplican.

El desempate no se vislumbra, pues aunque los jugadores europeístas tratan a todo trance de perforar la red victorista, nuestro guardameta lo impide, haciendo salidas de verdadero peligro, que denotan un valor sin límites y una seguridad grande en sí mismo. Bravo, Suárez, así se hace.

Va mediado el segundo tiempo cuando el Europa consigue el desempate por mediación del extremo derecho Pellicer, que sabe de fútbol más de lo que parece. Cada vez que este jugador se hace con la pelota es para llegar hasta cerca del guardameta.

Arrecian los porteños en sus acometidas, y su deseo ha de ser, seguramente, conseguir el empate nuevamente, pero quedan pocos minutos de juego, y los catalanes se repliegan y están a la defensiva. Por esto ha de ser difícil que logren el tanto del empate.

Finaliza el encuentro con el resultado de tres goals a favor del Europa por dos para el Real Victoria.

Bien jugaron los catalanes, y bien jugaron los nuestros. El resultado de tres a dos no es para juzgar a un equipo mejor que el otro. El Europa tiene la ventaja de que ha jugado y juega mucho con equipos siempre nuevos, y esto da margen para que los jugadores se percaten enseguida de la clase de enemigos que tienen, y puedan emplearse a tenor del equipo contrario 

Los nuestros, rara vez juegan con equipos desconocidos, contribuyendo esto a que estén al principio un poco desconcertados. El partido fue bueno, y con un poco más de suerte para los nuestros, su resultado hubiese sido otro.

El árbitro, don Vicente Navarro Verdú, imparcial a todas luces, pero incompetente para dirigir un partido.