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Pepe Guerra Cuervas

 NUESTRAS FIGURAS DE AYER

PEPE GUERRA CUERVAS

PEPE GUERRA CUERVAS. Como todos los "pibes" de aquella época empezó a darle a la pelota de trapo, mejor dicho al de "cuero", pues ya por aquellos años se utilizaba más éste que aquella.

Su primer equipo formal fue el infantil Jaime I. Más tarde pasó a las filas "León y Castillo F. C," y también se integró en el Unión Marina y Marítimo, éste último constituido por el empresario del Campo de Deportes España, don Domingo Padrón Guarello, para sustituir al Marino F. C, que por aquellas fechas (1924) abandonó desencantado dichas instalaciones, dejando el público de asistir a los encuentros.

Guerra alcanzó popularidad y prestigio, afianzándose en la defensa de su marco, en el puesto de "back". A una llamada del Marino F. C., el equipo de sus amores, entró a formar parte de dicha plantilla. En principio ocupó el puesto de medio derecho por el espacio de casi dos temporadas, en el cual se distinguió de un modo categórico. Veamos  su primer encuentro amistoso ante un equipo nacional:

"Un "match" sensacional... EL MARINO F. C., frente al R. C. D. ESPAÑOL de Barcelona, demuestra ser un gran equipo, siendo batido por la mínima diferencia (1-0) En las filas españolistas jugó nuestro paisano Rafael Oramas.

En la tarde de hoy, jueves 28 de agosto de 1925, tuvimos ocasión de comprobar el enorme número de simpatizantes con que cuenta el equipo de la malla azul entre la afición canaria, pues a las tres de la tarde sé hacia casi imposible transitar por los alrededores del Campo España, lugar donde tenía que actuar con el renombrado equipo que hoy nos honra con su visita. Como nota primordial tenemos el orgullo de decir que comprendiendo nuestras simpáticas paisanas que con su presencia embellecen el espectáculo acuden en número considerable para alentar a nuestros futbolistas en la contienda.

El solo anuncio de que el Marino F. C. reaparecía en el Campo de Deportes España contra el Real Club Español de Barcelona, fue lo bastante para que se despoblase la mayoría de nuestros campos y acudiese en masa a ver su favorito equipo que hacia más de un año no jugaba en dicho Stadium.

A su entrada respondió el respetable con una entusiasta y estruendosa ovación lo mismo que al equipo visitante.

El encargado de arbitrar este encuentro, el señor Paco Ojeda, al cual le acompañan dos jueces de línea y dos de "goals".

Zamora y Rivas se abrazan al llegar al centro del campo, cambiándose ramos de flores, ramos que brindan dichos capitanes a dos distinguidas señoritas. Una vez elegida puerta le corresponde el saque a los del Español, notando desde el principio que el encuentro iba a ser sumamente reñido y emocionante y en efecto no nos equivocamos. Detallar las incidencias del juego sería una labor demasiado pesada por cuento los noventa minutos de reglamento fueron para estar completamente emocionado, ante las magníficas jugadas del Marino que dieron margen para que el coloso Zamora trastornase con sus continuas intervenciones al público que no cesaba de aplaudirle, por sus prodigios, arte, valentía, conocimientos en despejar los continuos ataques a su marco.

El primer tiempo fue bastante lucido por ambos equipos, teniendo los nuestros dominados algunos minutos a los forasteros, pero como hemos dicho antes, todas las jugadas se estrellaban al llegar al marco del mago del balón.

Los forasteros por su parte nos demostraron mucha mayor cantidad de juego que la presentada el pasado domingo contra el Gran Canaria, luciéndose Brito en las varias intervenciones que tuvo.

Terminó el primer tiempo con la duda de sí había sido tanto un balón que pasó rozando la línea de "goal", pero el señor Ramos que actúa de Juez de "goal", al ser interrogado por el "referee", dijo que no había sido, por cuya causa fue de empate a cero.

Y viene la segunda parte.

Esta fue más vistosa recibiendo la sensación de algo extraordinario donde el valiente Oramas luchó con fe y arte causándonos sorpresa verle como retenía el empuje marinista y repartía balones por doquier, que unas veces aprovechaban sus compañeros y otras tenía que multiplicarse para no ser burlado por sus contrarios. Este joven Oramas será en fecha no lejana el ídolo del Español, pues de hacer partidos como el de hoy salvará a su equipo de serios compromisos. Así creemos lo comprenda el valioso entrenador Paco Brú

El "goal" de la victoria. Fue de un pase (después de un quite) que dio Oramas a Yurrita y éste a su vez a Zabala, el cual lo recoge de cabeza y lo cede a Mauri que ni corto ni perezoso acierta a dar un punterazo al ángulo que Brito intentó parar pero no pudo evitar que su marco fuese visitado por primera y única vez.

Por eso no decae el Marino, viendo alguna que otra jugada y cuando solo faltaban ocho minutos para la terminación de este interesante encuentro, Matías da una patada a Oramas que al intentar repeler la agresión fue expulsado por el señor Ojeda ante la protesta del público que se había deleitado durante los ochenta y dos minutos de su actuación y la aprobación de cierta parte del respetable, que no ve otro fútbol que el de su favorito equipo.

Creemos, señor referee, que antes de expulsar a un jugador que de por sí es todo nobleza, debió si creyó calificar el delito como ofensa para el contrario amonestarle y con ello evitar el desagravio con que parte del público acogió su fallo. Esto no quiere decir que usted haya empleado con dicho jugador ni venganza personal ni ensañamiento, pues de sobra nos consta que sus actuaciones van siempre acompañadas de la mayor imparcialidad.

Dando fin al encuentro la victoria arriba anotada y haciendo entrega por lo tanto de la copa que como saben nuestros amigos, había donado el señor Brú, al capitán del Español, señor Ricardo Zamora.

Otras impresiones al encuentro "Marino-Español"

Impresionante lleno. Si justificado fue el interés despertado en la presentación de Ricardo Zamora ante nuestra afición deportiva el pasado domingo, mucho más fue la provocada el partido de hoy jueves, entre el Marino-Español, donde se disputaban los favoritos la contienda más reñida de la presente temporada. Fue la entrada de este partido el mayor "taquillaje" que se ha registrado en los "fields" de Canarias durante toda nuestra vida futbolística. El interés del encuentro estaba significado con el cierre de casi la totalidad del comercio de toda nuestra ciudad.

Individualidades. Zamora, fue Zamora, el héroe del "match". Alguien dijo que el Español en sus tournées solo exhibía al gran Zamora, y esto quedó justificado plenamente en el partido de hoy jueves, donde el equipo local no pudo apuntarse una incuestionable victoria, ante las inverosímiles paradas de aquella figura agigantada que defendía la red realista. Zamora en este "match" estuvo en plenitud de sus facultades. Ya que de haberse resentido de su última lesión - nos decía un testigo presencial del partido Celta-Español el "score" a favor del equipo local hubiera superado grandemente el registrado por el equipo gallego en el campo de Coya. Detallar las fantásticas paradas de Zamora durante noventa minutos de juego sería cosa inacabable; sólo diremos de aquella en los comienzos del "match", cuando el interior izquierdo marinista, Domingo Morales, a pocos metros del marco, pegó un formidable "shoot" y cuando parecía que iba a penetrar en la red... y el público gritaba... "goal"... "goal" surgió el gran Zamora en un maravilloso "plongeón", desviando difícilmente el balón redondo que amenazaba su portería.

Tras este jugador se alzó preferentemente la figura de Rivas, el jugador más preeminente en esta contienda. Rivas fue el propulsor del juego brillantísimo del Marino, anulando completamente al delantero centro Zabala, y desarrollando un juego científico que trazó con una orientación sencilla y extremadamente eficaz. Fue tan alta la labor de este gran jugador, especialmente en la primera fase del "match", que no sólo se contentó con su colocación, dejar fuera de juego al delantero centro nacional, sino a su rival Oramas, que a pesar de su entusiasmo y codicia no pudo contrarrestar el mejor juego desplegado por aquél.

Secundaron a Zamora y Rivas, Andrés Pérez y Guerra, el primero de cuya velocidad no fue obstáculo Trabal para internarse al "goal", e inquietar a Zamora, y el segundo que apagó completamente al exterior Yurrita, cuyo jugador había sido el mejor sobre el terreno en el anterior encuentro. El juego desplegado por este novel, medio ala Guerra, frente a la peligrosísima ala izquierda españolista, le consagró como uno de los grandes jugadores con que contara el foot-ball canario.

La potencialidad del once azul. Era discutida largamente la potencialidad hoy del once favorito. Ya había dado buena prueba de ello recientemente en sus encuentros frente al campeón de Tenerife, que había derrumbado seis ocasiones la portería de Pascual. La confirmación de la gran clase del once azul fue patente hoy ante los ojos de diez mil espectadores, donde vieron al equipo local, arrollar con su clásico juego, a un once forastero, que no pudo equilibrar la lucha a pesar de los esfuerzos tan manifiestos que hicieron todos sus jugadores. Pero el juego, rápido, preciso y corto de los azules, se estrellaban ante la inconmensurable actuación de Zamora, que solo una vez, pudieron romper el cerco, tanto, tan discutido, que fue anulado. Y les arrebató el triunfo que justamente le correspondía. Con este memorable partido, no ya frente a equipos flojos como tildaban algunos cronistas inteligentes de nuestra ínsula, a los continuos triunfos del Marino en su campo, el equipo azul ha demostrado ante la vista de sus más detractores, una potencialidad tan definida que no puede ser superada por otro equipo local."

Continuando diremos que por aquellas fechas, Pepe Guerra, cruzó el "charco", recalando en el Deportivo de La Coruña, allí se encontró con Andrés Pérez. Su estancia en el club gallego no fue muy larga regresando a su tierra incorporándose nuevamente a la disciplina del equipo "popular", el  Marino F. C.

Pepe Guerra. En cuando a su perfil y a su personalidad como jugador, no hay que deliberar, todos sin excepción, tanto dentro como fuera del terreno de juego, reconocen que la personalidad de Guerra es indiscutible.

¿Verdad que es un buen defensa Pepe Guerra, el zaguero izquierdo del Marino F. C.? Pero, ¿no es menos verdad que juega siempre con la inteligencia puesta en lo que va a hacer? ¡Qué bien despeja el balón y con qué facilidad y menor esfuerzo! Seguramente no le habrá costado mucho aprenderlo, pues hacerlo bien y con habilidad es siempre más sencillo que no con violencias. Sí; seguramente ha aprendido entrenando y tratando de adquirir cada día más seguridad en las jugadas. ¡Vaya, total, una tontería! ¿Aprender eso? ¿Sí yo sé más? ¡Cuan equivocados están!

En la formación de cualquier selección, sin lugar a dudas, habrá puestos en los que haya dudas, pero seguro que en el puesto de "back" izquierdo nadie se ocupa de discutirlo, ni siquiera nominarlo: éste queda reservado para el popular zaguero marinista.

Su juego es muy conocido de todos. El torso gallardo, el pecho descubierto, la cabeza erguida, sus piernas de acero, avanza majestuoso, sin apartar de sus pies el balón. Lo ha tomado al fondo de su propio terreno. Lleno de ímpetu, se lanza sobre la meta enemiga. A su paso, se diría que todos le rinden pleitesía, apartándose reverentes. ¡Tan imperceptible y rápido es el regate que hacen sus pies en aquella línea recta!

Los delanteros de su equipo avanzan ante él, entre admirados y esperanzados de su última portentosa jugada. Llega el momento de ésta. El balón ha salido de sus pies. Ha ido sobre la meta enemiga. Tal vez ha caído allí para que el ataque acuda codicioso a rematarla. Tal vez el balón ha pasado enérgico hasta la red, lamiendo el borde del larguero.

Y entre tanto, amigos y adversarios, todos, como si fueran muñecos de un guiñol, manejados por la oculta mano que tiene en sus dedos todos los hilos de la trama, se alzan de los asientos y prorrumpen en una aclamación admirativa.

Y Pepe Guerra regresa a su línea zaguera con igual gallardía, cual si efectivamente no hubiera ocurrido.

No recordamos verle retirarse lesionado ni de lesionar a nadie. Hace frente a todas las acometidas, y él es temible acometiendo. Su cuerpo es de acero. Como su temple de alma.

Guerra, un "back" de una técnica insuperable y que pertenece a la escuela científica, elegante, limpio, caballerosidad correcta e inconmensurable. Es la personificación del buen deportista. Es segurísimo, constante y entra sin temor al adversario con arrogante y noble valentía. Cuando se viste la elástica blanquiazul para jugar un partido, lo hace con un entusiasmo y un amor propio sin límites.

Cuando terminó su vida deportiva, siguió ligado al Club de sus amores. En distintas épocas llevó las riendas del equipo, como entrenador, más tarde formó parte de la directiva y conjuntamente con otros futbolistas de aquel entonces eran los encargados del fichaje de nuevos futbolistas. Toda una vida dedicada a un Club, el Club de sus amores, el Marino F. C.

Pepe Guerra, un "as" de la Escuela Canaria de Fútbol.