Domingo, 18 de julio de 1944
La historia se repite
3 - 2. La historia se repite señores. Siempre fue el club blanquinegro, el Real Victoria, el que sacó la supremacía cada vez que se enfrentaba a un club extraño. Muchas victorias del fútbol canario debemos a los porteños y muchos comentarios elogiosos han llenado páginas y más páginas, ensalzando al fútbol de nuestras islas, que hoy día es una magnífica cantera - no bien fomentada - de nuevas figuras: Molowny, Tomás, el magnífico Silva de ayer, Bermúdez...
La historia se repite. El Real Club Victoria, doble campeón este año del torneo provincial y de la Liga interregional, salió en la tarde de hoy al Pepe Gonçalvez, con la entereza, con el entusiasmo, con el sentido exacto de la responsabilidad histórica que sobre él pesaba. Y su hacer honor a su tradición. Un primer tiempo magnífico, como pocas veces hemos visto en la temporada que finaliza, fue la característica del partido de hoy. Del primer tiempo valió por todo un encuentro. A través de él tuvimos la satisfacción de ver como el club porteño había encontrado su centro medio. Silva, el nuevo eje de la medular blanquinegra es otra realidad del fútbol canario. Y así como de los otros jugadores que en ese puesto ha venido alineando el Victoria siempre dijimos e hicimos comentarios desfavorables, que el tiempo nos ha dado la razón, de este muchacho, tenemos que afirmar que es otra "maravilla de jugador". Si sus condiciones físicas no se resienten - han sido las causas de que no haya podido jugar parte de la temporada - el tiempo nos dirá si nuestra predicción está o no bien hecha.
Decíamos que el Victoria jugó un primer tiempo magnífico. Su delantera tuvo por único lema durante estos primeros cuarenta y cinco minutos buscar la meta contraria. Y así vimos como no se regateaba inútilmente con balones que podían ser servidos en magníficas condiciones al compañero descolocado, como al llegar a la línea de gol de los aviadores ya estaba el balón fulminado a la meta de Olmos, y sí éste la devolvía o uno de sus palos, no faltaba tampoco el jugador que la esperaba en el sitio más conveniente para devolverla mejor enfilada: así aquella cabeza de Saura. Todos los jugadores del club porteño jugaron bien. Sobresalen en esta primera parte, al igual que en la segunda; Silva, el nuevo centro medio; Marín, en la zaga, magnífico de forma; López, en la medular, incansable y la delantera toda meritísima en su labor de búsqueda de gol.
El Atlético Aviación en esta primera parte contuvo en lo que pudo nuestra furia. En más de una oportunidad dejó vislumbrar que es un conjunto excelente y que en él figuran elementos de valía internacional, elementos que hoy trataron de mejorar sus actuaciones anteriores y neutralizar así el ímpetu canario, más no pudieron lograrlo sino por agotamiento físico y, eso en las postrimerías del partido.
En la segunda parte no estuvo el juego tan brillante como en la primera. No obstante el club porteño mantuvo la iniciativa. El Aviación ligó varias jugadas de buena factura y Campos, en seis minutos inspirados, como muchas tardes que le ha dado triunfos difíciles al Aviación - recuérdese que le falta a su lado un Vázquez único - logró los dos únicos tantos atléticos, de impecable factura. En el resto del ataque madrileño Martín se sintió solo. Muy pocas oportunidades le dieron sus compañeros y el magnífico conductor tinerfeño tuvo casi siempre que ser él mismo quien arrancara con su característica carrera de bólido hacia la meta de Hernández. La medular no nos gustó hoy tanto como cundo se enfrentaron al Marino. En ese encuentro sí que dieron Gabilondo-Germán-Machín signos de que los entorchados de internacionales los tenían bien ganados.
En resumen fue el encuentro de hoy, una magnífica tarde. Una de esas jornadas que saben a poco y de las que siempre se desea una repetición. ¿La tendremos al regreso del Atlético Aviación de la isla de Tenerife? Ganó el Victoria por 3-2. Mayor pudo haber sido el tanteo, pero aún sólo con éste, podemos estar orgullosos los canarios de la hazaña del club porteño que vuelve a poner un jalón más al campo deportivo de nuestras islas.
El arbitraje, a cargo del colegiado señor Morales del Río, bueno.
Empieza el juego muy animado. Desde los primeros momentos se ve que el Victoria presiona más que sus contrarios, llegando con más frecuencia a la portería. Jorge lanza un fuerte disparo en una jugada iniciada por González, saliendo el balón rozando el larguero. Más tarde Gallardo pierde una oportunidad de marcar. El Atlético Aviación inicia también algunas jugadas que Marín se encarga de entorpecer en la defensa. En el centro de la medular victorista, Silva, que hace su segundo partido en tal puesto, hace una labor magnífica de corte y de entrega; sus pases son de una precisión extraordinaria y un tanto en desuso entre los que actualmente practican aquí el fútbol y junto a este una inteligencia despejada que sabe apreciar el segundo cuál es el sitio donde debe enviar el cuero.
Martín intenta una internada, cortando Silva. Pedro López, incansable, vigila de cerca a Hernández.
A los treinta minutos de juego logra el Victoria el primer tanto de la tarde. La jugada es iniciada por Silva, que abre juego al extremo izquierdo, centra González y Saura remata de cabeza despejando Olmos y Marín, sin parar, manda el balón a las mallas. El júbilo entre los partidarios del club campeón es enorme.
Sigue jugando con entusiasmo el club porteño. Su delantera busca incansablemente el gol. El Aviación, pese a sus esfuerzos, no llega fácilmente a los dominios de Hernández, y así se llega al final de la primera parte con un tanto a cero a favor del Victoria.
En la segunda mitad el juego no es tan entusiasta tan rápido porque los jugadores están algo cansados: el tren de la primera fue de los de órdago. Menos cansados parecen los del Aviación. El regulador físico de sus jugadores trabaja mejor y así según vemos acercarse el final del partido vemos también como el equipo madrileño da la sensación de que se va recuperando.
Van diecinueve minutos de juego. Durante ellos se ha anotado un tiro de Jorge, sin consecuencias, y una intentona de Gallardo, muy agotado. Pero Saura, batallador como siempre, aprovecha un balón devuelto por el palo para meter la cabeza y facturar el segundo gol canario. Nuevamente se desborda el júbilo de los espectadores.
2 - 0 a favor de los nuestros. El Atlético mira el marcador con preocupación. No es nada halagüeño dejar adelantarse a un contrario por mucho que se confíe en las propias fuerzas. A lo mejor luego es difícil alcanzarle. Más, pese a los buenos deseos de los aviadores, a los veinticinco minutos, Pacuco centra un balón que Jorge remata sin parar, mandando el balón a las mallas.
A poco del gol, Jorge se retira acusando una lesión. El cuadro victorista da muestras de encontrarse un tanto agotado. El Aviación creyó llegada sin duda la oportunidad y empezó a presionar. Faltan sólo seis minutos. Créese, con razón, que el club canario sabrá mantener la ventaja obtenida hasta el final. Pero no fue así. Cuando faltaban seis minutos, Campos manda el balón al fondo de la puerta de Hernández y marcando a continuación el otro de tiro desde lejos. Este segundo gol es de una factura magnífica. Se le aplaude mucho. Una nueva intentona atlética no tiene efectividad y suena el silbato del "nazareno" señalando el final de una magnífica contienda, ganada por el Real Club Victoria por 3 - 2.
Victoria: Hernández; Gonzalo Marín, Cástulo; Sinforiano, Silva, López; Jorge, Saura, Marín, Gallardo y González.
Atlético Aviación: Olmo; Mesa, Cobos; Gabilondo, Germán, Machín; Hernández, Arencibia, Martín, Campos y Lozano.
Goles: 1-0 Marín; 2-0 Saura; 3-0 Jorge; 3-1 Campos; 3-2 Campos
Arbitro: Morales del Río, bien