Jueves, 4 de julio de 1935
EL "MADRID F. C." EN GRAN CANARIA
Campo de Deportes España
El triunfo de los madrileños sobre los populares ha sido justo
0 - 1. En la tarde de hoy se celebro el segundo encuentro de los madrileños. Su contrincante fue el Marino F. C., el que, pese de haber puesto en la lucha gran entusiasmo durante todo el encuentro, fue vencido por la mínima diferencia.
A las cinco en punto de la tarde, ambos "onces" se alinearon como sigue:
Madrid F. C.: Zamora; Ciriaco, Quincoces; Regueiro, Valle, Bonet; Lazcano, Hilario, López Herranz, Leoncito y Emilín.
Marino F. C.: Salto; Rafael, Ramos; Hito, Pepene, Sánchez; Victorio, Medina, Del Toro, Domingo y Rodríguez.
A las órdenes del colegiado señor Armas, dio comienzo el encuentro. Ambos equipos desarrollaron buen juego y el público llega a tener por momentos de verdadera emoción. Se está jugando con gran entusiasmo, el juego es rapidísimo, Emilín y Leoncito ligan la primera gran jugada de la tarde y el público les corresponde con una nutrida ovación. Van pocos minutos de juego, cuando la puerta de los azules pasa por el primer momento de peligro. Un balón bien rematado por Lazcano, que detiene Salto en una gran parada. A López Herranz, el delantero centro blanco, se le presenta la primera oportunidad para marcar; pero el esférico, bien impulsado con la cabeza, sale fuera.
Toda esa primera parte transcurre sin que el marcador se mueva a favor de ningún bando, pues tanto Zamora como Salto son visitados constantemente por los artilleros contrarios. Sobre todo la vanguardia blanca ha disparado varias veces contra el meta azul, pero éste, que ha tenido una actuación muy discreta, salva a su equipo de una seria derrota.
Al Madrid, que en el partido del pasado domingo frente al Victoria tuvo una actuación muy gris, no le sucedió lo mismo en este encuentro, pues todos sus elementos estuvieron a gran altura, demostrando muchos de ellos su gran clase. Por ejemplo: Lazcano, que en sus anteriores partidos había acusado baja forma, ha jugado un excelente encuentro, siendo siempre sus internadas de gran peligro para la puerta del once azul.
Hilario Marrero, como en todos los encuentros que su club ha jugado en Canarias, fue el mejor jugador de la vanguardia blanca. El canario, con fina puntería, disparaba constantemente sobre el marco azul. El fue siempre el animador de la delantera y el mejor intérprete de la técnica madrileña. El mejor tiro de la tarde fue obra suya; el balón lanzado con gran impulso, se estrelló en el poste, gran jugada, verdaderamente emocionante, rematada de forma admirable por Hilario.
Leoncito, desplazado a la delantera, ha brillado extraordinariamente y fue el mejor incansable del ataque, que con frecuencia tenía en jaque a la defensa marinista. Su juego, basado en individualismo, sobresalió bastante en la delantera.
El Marino, a pesar de haber sido vencido, no defraudó a sus partidarios. El once azul se defendió valientemente frente a los blancos, que no lograron vencerle más que por la mínima diferencia.
Victorio, "El Bala azul", que de nuevo vestía los colores de su antiguo club, no hizo nada extraordinario. ¿Qué fue ello? La experta vigilancia de Quincoces, en el primer tiempo, y luego de Sauto, en el segundo, anularon todos los intentos personales del que fue gran extremo derecho del equipo azul y que hoy brilla de nuevo en las filas del "Recreativo", de Granada.
El único "goal" de la tarde se marcó en los comienzos de la segunda parte. López Herranz, que sustituía a Emilín, lesionado en la primera, fue el autor del único tanto de la tarde a favor de los madrileños. Un buen tiro disparado a corta distancia de la meta se introdujo en la red, pese al desesperado esfuerzo de Salto, que no logró interceptar la trayectoria del esférico.
El triunfo de los madrileños ha sido justo. Gracias a la magnifica actuación del guardameta marinista, no fue su meta batida varias veces. La línea de medios ha jugado muy bien; la defensa también ha actuado segura; en la delantera, Del Toro fue el mejor artillero; los interiores flojos y peor los extremos. El trío defensivo del Madrid se defendió admirablemente y como siempre Quincoces fue el mejor hombre sobre el terreno, bien secundado por Ciriaco y Zamora.
Otros detalles. El encuentro entre merengues y azules puede catalogarse de movido y tuvo su parte de interés por al inseguridad del resultado durante casi toda la hora y media de juego. El resultado de 1-0 que señaló durante el primer tiempo el marcador, y que duró asimismo en toda la segunda mitad, estuvo siempre en un trís de convertirse en un empate, o bien, en ser aumentado.
No cambia con esta nueva victoria nuestra opinión sobre las huestes madrileñas. Una pareja defensiva colosal, capaz de sufrir la comparación con ventaja con cualquier otra de todo el mundo, y un Hilario en al delantera que chuta a gol como los propios ángeles y que inteligentemente hace actuar a los demás; pongamos también a Souto, medio izquierdo, un muchacho joven y de gran porvenir, y a Emilín, de juego muy fino y preciso. Zamora, sin grandes oportunidades para lucirse tuvo alguna indecisión que dominaba al instante y Pero Regueiro, sobrado de cansancio y con poco apetito de balón. Valle, desentrenadísimo, hizo bastante más de lo que se le podía pedir. Otros daban muestras de inexperiencia y poco control de la pelota, inexplicable en elementos de tal talla
Solo pudieron vencer por un tanto de ventaja a un equipo como el Marino, que si bien comenzó jugando con entusiasmo y rapidez, siguió luego con una labor atropellada y poco inteligente. No hacemos comparaciones con el partido del domingo porque la desastrosa impresión que causó el Victoria es imposible que sea ni siquiera aproximada. Bien el terceto defensivo Salto-Rafael-Ramos, pero mejor el medio Hito. En la vanguardia, Del Toro, fue el único que merece destacarse. Unos momentos antes de terminarse el encuentro sustituyó a Medina, Paquillo, que trenzó algunas jugadas de buena factura.
Mayor dominio local en la primera parte, intensivo en los momentos preliminares. Correspondió aquel a los forasteros, luego en al segunda mitad. Fue López Herranz el autor del tanto del Madrid, empalmando un magnífico pase de Hilario.
Arbitró Juan de Armas, a quien se le abucheó antes, durante y después del match. A veces con razón y otras sin ellas.