Lunes, 24 de junio de 1935
El Madrid F. C. en Tenerife
Los madrileños son derrotados nuevamente por los tinerfeños
3 - 1. En el Stadium, de Santa Cruz de Tenerife, se celebró el segundo encuentro de los concertados entre el campeón de España, "Madrid F. C." y el "Club Deportivo Tenerife".
La expectación que había por presenciar este segundo encuentro de los madrileños era enorme. En todas las peñas y círculos deportivos de la vecina capital, todas las conversaciones y comentarios giraban acerca del encuentro, que a las cinco de la tarde se celebraría en el Stadium.
No hemos quedado los aficionados canarios defraudados ante estos "matchs" emocionantes, pues la suerte no nos ha abandonado en esta ocasión, porque no sólo nos ha deparado un sensacional encuentro entre dos verdaderos campeones, sino que los acontecimientos nos han permitido comprobar la valía del fútbol isleño, del cual es hoy día el "Tenerife" su mejor interprete.
Y esa valía podía ser el eje de esta crónica si no tuviéramos en ella que comentar las incidencias de este partido.
A la hora anunciada, Zamora al frente de los suyos, hace su aparición en la cancha de juego. El público les recibe con grandes aplausos. Poco después lo hace el "Tenerife", que también es ovacionado.
Llombet, encargado de dirigir este encuentro, alinea a ambos "onces" como sigue:
Madrid: Zamora, Ciriaco, Quincoces, Regueiro, Valle, Bonet, Lazcano, León, López Herranz, Hilario y Emilín.
Tenerife: Cayol, Matroyo, Ruperto, Arencibia, Nieto, Cubas, Roig, Melito, Quico, Chicote y Quique.
Parecía que la lucha quedaría reducida a un choque entre la técnica madridista y el entusiasmo tinerfeño; pero esta vez los actores han trocado sus papeles respectivos, y el "Tenerife", no solamente fue entusiasta todo el encuentro, sino que también impuso la mejor técnica en las jugadas, unida a una rapidez fantástica, desbordando constantemente a esa pareja de colosos que son Ciriaco y Quincoces.
El "Madrid", aunque acusa una baja forma, quizá debido al esfuerzo realizado a lo largo de una temporada sin tregua, es aún un formidable equipo; pero la falta de Regueiro en la delantera, unido esto a la lesión que sufre Sañudo, que no pudo alinearse en este encuentro, como tampoco Lazcano, que tuvo que ausentarse durante la segunda parte, originó que su delantera, compuesto casi en su totalidad por elementos a los que no solamente les falta valor, sino que carecen en absoluto de compenetración para poder desarrollar ese juego preciosista y fino a que en otras ocasiones nos tenía acostumbrados el "Madrid".
Hilario Marrero, aunque algo desganado, fue el jugador de más peligro para la meta del "Tenerife", junto con Emilín, que ligaron las mejores jugadas de la tarde.
En la línea media destacó Bonet, que se mostró enérgico e incansable, mientras Valle, en el centro, se movía con gran lentitud; Pedro Regueiro demostró su gran clase, resolviendo momentos de verdadero peligro ante su marco.
Ciriaco y Quincoces... ¿Qué decir del maravilloso juego de los defensas blancos, que pueda reflejar la realidad? Sólo viéndolos jugar se explica cómo en Florencia y en Colonia ha sido tan difícil acercarse a la meta de los "rojos".
Zamora y Alberti, mitad y mitad, cada uno se defendió con gran acierto de las constantes visitas que les hacían los artilleros tinerfeños. Aún el insustituible Zamora, bajo el marco, representa la garantía del equipo blanco, pues sólo su colocación y estilo arrancó del numeroso público que llenaba el Stadium los más calurosos aplausos.
El primer tanto de la tarde lo logró Quico, a la media hora, aproximadamente de juego. El delantero centro del "Tenerife" batió a Zamora imparablemente, aprovechando un buen servicio de Roig.
Puesto nuevamente en juego el balón y cuando aún no había transcurrido cinco minutos del "goal" anterior, Hilario, en una magnífica jugada por su ala, ha colocado el "alza" tras la bota y de un tiro sesgado marca el empate para el "Madrid".
La lucha no decayó un solo instante. El "Tenerife", que en todo momento ha llevado la iniciativa en las jugadas, ejerce constante dominio sobre los blancos, dando lugar a que Quincoces, bien secundado por Ciriaco, realice jugadas emocionantes. Antes de que terminara la primera parte, Zamora fue batido por segunda vez por Quico, quien puso feliz término a una jugada que inició el exterior tinerfeño Quique, rematando el balón en un duelo con Zamora, el que a pesar de los esfuerzos realizados, no pudo impedir que la primera parte del encuentro terminara con la victoria del "Tenerife" por dos tantos a uno.
En la segunda parte, Alberti sustituye a Zamora bajo el marco, y en los medios, Regueiro es sustituido por Sauto.
Los tinerfeños, a igual que en la primera parte, son dueños de la situación, y debido a ellos tenemos ocasión de admirar al espectacular Alberti, que en distintas ocasiones se ha lanzado en pos del balón, cazándolo entre sus guantes en plan aviador.
Arencibia, el inconmensurable medio ala tinerfeño, deleita al público con su fina escuela. Es una barrera infranqueable para los madrileños, que no pueden contrarrestar el empuje y entusiasmo del "Tenerife", y que, de no haber encontrado frente a ellos esa pareja de colosos de la defensa madridista, habrían logrado un tanteo imposible de imaginar. El esfuerzo realizado por los tinerfeños fue verdaderamente titánico, ciclópeo.
Quique, el valiente exterior izquierdo del Teide, se permitió el lujo de perforar por tercera vez la meta del famoso "Madrid". Fue una jugada emocionante y briosa, rematada de cabeza por Quique, el mejor delantero azul-blanco.
El triunfo de los tinerfeños ha sido muy justo, pues durante el encuentro han estado todos sus elementos a gran altura. Cayol, en la puerta, ha estado acertadísimo; en la defensa sobresalió Ruperto.
Resumen: En el primer tiempo se apuntó el Tenerife dos goals marcados por Quico. El primero fue un formidable chut sobre la marcha que Zamora no pudo parar y el segundo se originó en una melée a dos pasos de la puerta, en la cual, a pesar de estar caído pudo estirar el pie, mandando el esférico al fondo de la red. El Madrid marcó en este primer tiempo por mediación de Hilario, su único goal de la tarde. Se ocasionó en una arrancada de Emilín que pasó a Hilario, para que pudiera chutar a placer.
Según se había anunciado en el segundo tiempo ocupó la puerta Alberti, el portero húngaro de las célebres salidas. El Tenerife, que hoy ha jugado uno de los mejores partidos, en este segundo tiempo tuvo ocasión de chutar más y Alberti demostró su fama, realizando un gran número de cosas raras.
El goal que marcó el Tenerife en la segunda mitad lo facilitó Roig, extremo derecho, que lanzó un formidable centro el cual remató Quique de cabeza.
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En el tercer encuentro el Madrid logra empatar con el Deportivo Tenerife.