Sábado, 22 de junio de 1935
Stadium de Tenerife
En el primer partido triunfan los tinerfeños
1 - 0. En el año 1932 el Madrid nos causó una grata impresión. Su fútbol, lleno de tecnicismo y de filigranas, dejó en aquel entonces imborrable recuerdo en la memoria de los aficionados tinerfeños.
Nuevamente el Madrid ha jugado en el Stadium frente al Tenerife. Y, aunque el partido no fue en juego fiel reflejo del que hace dos años nos demostró el equipo madrileño, sin embargo, la gran valía de su conjunto.
El Tenerife respondió a la categoría de su adversario, y llegó a superar a los campeones del centro en jugadas brillantes. El ataque, bien compenetrado, hizo intervenir con frecuencia a la formidable defensa madrileña, y, cuando ésta era desbordada, surge la figura de Ricardo Zamora, en una parada sobria, elegante, que el público premia con ovaciones.
Repetimos, que el ataque tinerfeño jugó en este encuentro un buen partido, siendo Quique el mejor y más peligroso.
Los medios, en una tarde inspirada, anularon el ataque madrileño, donde se notó la ausencia de Luis Regueiro.
Matroyo y Ruperto, muy seguros, y Cayol, demostrando que ha recuperado la forma de tiempos pasados. En la segunda parte hizo una parada arriesgadísima al tirarse a los pies de Hilario, cuando el "goal" era inminente.
El guardameta tinerfeño recibió la ovación de la tarde.
Partido interesante. Mucho nerviosismo. Desde el principio el Tenerife se lanzó a la ofensiva acosando a la meta madrileña. Ciriaco y Quincoces, con elegancia de maestros, despejaban las situaciones de peligro, y Zamora paró un tiro de Chicote con una seguridad pasmosa.
Los avances madrileños tampoco tuvieron resultado. La defensa del Tenerife juega con mucha seguridad y Cayol poco tiene que intervenir. Así todo el primer tiempo y parte del segundo, hasta que Quique, en una jugada personal, y desde fuera del penalty, lanzó un tiro cruzado y rápido que Zamora no pudo detener. Una ovación cerrada premió la genial jugada del delantero tinerfeño.
El Madrid buscó el empate, pero todo fue inútil ante el entusiasmo puesto en la lucha por los jugadores tinerfeños.
El trío defensivo del Madrid volvió a consagrarse ante el público tinerfeño.
Quincoces sigue siendo el defensa seguro y elegante y Ciriaco su compañero indiscutible.
Zamora demostró no estar en la baja forma que se aseguraba. Paró varios tiros peligrosos y sus jugadas llevan la rúbrica de su autor. Es nuestro mejor elogio al formidable guardameta.
Los medios, muy trabajadores, descollando Bonet, y en la delantera Hilario, es el mejor que domina el balón.
Otra vez ha conseguido el Tenerife vencer al Madrid.
Esta victoria, por la categoría del adversario, significa mucho para el fútbol tinerfeño.
Y, antes de terminar esta crónica, queremos hacer resaltar la corrección con que se jugó el partido. Tanto los jugadores madrileños como los tinerfeños, demostraron una caballerosidad y disciplina digna de todo elogio.