Jueves, 31 de julio de 1930
El Marino vence por cuatro a uno al Deportivo Alavés
4 - 1. Un espectáculo poco edificante. Hoy por la tarde se celebro en la cancha del Campo de Deportes España, el anunciado partido de revancha entre el Deportivo Alavés y el Marino F. C.
Los equipos, a las órdenes del "referee" colegiado, don Francisco Jorge, que era ayudado en las bandas por Martín y Ortega, se alinearon de esta forma:
Deportivo Alavés: Beristain; Fede, Quincoces; Rey, Antero, Urquirri; Calero Areta, Olivares, Jáuregui y Albéniz.
Marino F. C.: Aparicio; Guardia, Guerra; Del Pino, Andrés González, Rodríguez: Victorio, Domingo, Toledo, Reime e Hiche.
El Deportivo Alavés elige la puerta del Poniente.
Comenzado el juego, a los tres minutos, Reime, después de batir la defensa airosamente, obtiene el primer "goal" de la tarde, que es recibido por el público con una estruendosa salva de aplausos.
El tanto es causa de que los alaveses, llevados de mucho entusiasmo, se enfrenten repetidas veces con las mallas encomendadas a Aparicio, pero la actuación acertadísima de la defensa azul, rechaza cuantos balones se acercan a sus dominios entregándolos a su tripleta central, que se encarga de facilitar el juego a la delantera.
Se suceden momentos de verdadero interés, que arrancan muchos aplausos de los aficionados y como lo más saliente anotamos unos tiros a la puerta de Calero y Olivares, un "faut" que sacó Areta, con mucha inteligencia, un avance del quinteto popular, muy bonito y bien llevado, que el "referee" anula por "off-side" imaginario de Toledo, y un chut muy fuerte de Reime que pusieron en peligro las mallas forasteras. Para Quincoces hay palmas abundantes, en un magnífico despeje de cabeza y se tira un córner, sin consecuencia contra el Alavés.
El "referee" anula otro avance de los populares por "off-side", que le perjudica grandemente. Y a las seis menos siete minutos Toledo, pasa de forma admirable a Domingo, chuta la puerta en busca del balón e hizo cuanto pudo por detenerlo.
La ovación se repite. A continuación se canta un córner contra los populares, que sacó muy bien el punta derecha adversario y que González despejó de cabeza.
A las seis menos un minuto el Alavés y a una bonita combinación del ala derecha, obtiene su único tanto por conducto del interior derecho. El "goal" es recibido con palmas.
Unos minutos más y terminó el primer tiempo.
Durante el mismo se han destacado de manera brillante Quincoces, Antero, Calero, Areta, Guerra, Victorio y Toledo.
En la segunda parte y de salida los alaveses llevan en rápido avance el balón al campo contrario, muriendo la jugada en un remate de cabeza de Jáuregui, que rechazó el poste.
Un córner contra el Alavés, sin consecuencia. Un ataque a las mallas de Beristain y un tiro peligrosísimo de Toledo que rebota en el poste, pretende el jugador azul que se encontraba a dos pasos de la puerta y el meta en tierra, rematar nuevamente y Quincoces, surge por obra y gracia de no sabemos que, evitando que el delantero centro popular fulminara el tiro y se apuntara aquel "goal" que se "mascaba". El respetable aplaude al meta alavés en una intervención oportunísima.
Quincoces concede un córner que Victorio saca y que el propio "back" despeja de cabeza, con su proverbial maestría y suenan nuevas palmas para un chut de Areta, muy bien colocado, que recoge Aparicio. Areta recibió el pase de Olivares en jugada de maestro.
Y surge un incidente, por todos conceptos censurable y lamentable a que dio lugar el pugilato entablado desde el comienzo del juego, entre Quincoces y Victorio, y al que contribuyó el público para que tomara caracteres muy serios, que fácilmente hubieran podido degenerar en tragedia.
En verdad no nos explicamos como continúan repitiéndose en el Campo de Deportes España, ese espectáculo sensible, que tan poco dicen en bien del noble deporte del balón.
¿Lo sucedido?
Sería cuestión de llenar una y otra cuartilla de hechos que están mucho mejor en el olvido porque constituyen una página de muy dolorosa recordación para cuantos lo presenciamos. El público de Las Palmas, que tiene bien acreditada su ecuanimidad en todos los encuentros celebrados en la "catedral", con equipo forasteros, no va a perder esta fama sólidamente asentada por la exaltación de un grupo que se deja llevar demasiado impulsivamente, por su simpatía.
Este es el comentario que debemos poner a lo ocurrido hoy - que se sale fuera de las normas de la crítica deportiva -, que tiene otra misión distinta que trasladar al papel uno de estos lamentables incidentes.
Y continuó el juego si juego puede llamarse a aquello ya que uno de los bandos, el forastero se limitó desde entonces a mantenerse en el campo por exigencias de reglamento, no por voluntad propia.
Y producto de eso que pudiéramos llamar abandono, fueron dos goles más que se apuntó el Marino, por conducto de Reime y Toledo.
Resumen: Algo fuera de lo normal. Del público solo diremos que, no obstante ser poco numeroso dado el interés que despertaba el encuentro, el apasionamiento dio motivo a dar una sensación poco grata, sobre todo cuando se trata de forasteros, que merecen la debida consideración, pero el espectáculo que hoy se dio en "nuestra cancha" no fue debido solamente al apasionamiento de algunos espectadores, pues también contribuyó la enorme propaganda que se ha venido haciendo del jugador Victorio, quien, sin quitarle los méritos que pueda tener, se quiso hacer ver que su actuación el domingo anterior fue debida al poco juego que se le dio y por estar sujeto también por Urquirri; por eso, algunos apasionados alentaban a Victorio al tiempo que cohibían a Quincoces. Esto promovió seguramente animosidad entre ambos jugadores, y por eso pudimos ver y apreciar que tanto Quincoces como Victorio se atacaban de duro, cada vez que se encontraban, pero de ahí no pasaban; y vamos a explicar lo sucedido: en un despeje de Quincoces, es víctima de una patada de Victorio; Quincoces se dirige a Victorio a pedirle explicaciones y en actitud algo violenta; ya estaban de acuerdo y se disponía a marchar, cuando Quincoces recibe un directo de Toledo y otro de Del Pino; entonces se formó el "lío", y aquí fue Troya. Beristain, que hoy demostró ser casco, acorraló a Toledo, y, en fin, hubo un rato de boxeo.
El árbitro requirió el auxilio de la Policía, que había en el tendido de sol; su intervención fue algo tardía, pues de haberlo hecho a tiempo, se hubiera evitado el lamentable espectáculo de hoy.
La Federación debe tomar medidas enérgicas para evitar en lo sucesivos hechos tan lamentables como el de hoy.
Quincoces, el mejor de los veintidós, vale más que el resto del Alavés; no nos pareció nada bien el atentado de que fue víctima, tanto de obra como de hecho, y esta debe tener su explicación por parte de la Directiva del Marino.
El público abandonó sus localidades decepcionadas y malhumoradas, comentando lo sucedido, que en ningún momento debió suceder y que pudo evitarse fácilmente.
¿Por quién? Allá cada cual con su conciencia.