NUESTRAS FIGURAS DE AYER
RICARDO PITA CASTRO
Historial. Curriculum.
Nombre: Ricardo Pita Castro
Fecha nacimiento: 31-07-1906
Barrio: Fuera de la Portada
Ciudad: Las Palmas de Gran Canaria
Criado en el seno de una familia de las llamadas "acomodadas", junto a sus otros cuatro hermanos, total: Dos varones y tres hembras. A saber: Ricardo, Ramón, Mercedes, Fefa y Loly
Hoja de servicios futbolísticos: extremo derecho del Marino F. C. Conoció el juego de fútbol al que se aficionó en gran manera en el Colegio de los Padres Misioneros del Corazón de María, cuna de muchos de los grandes jugadores de Las Palmas, que conjuntamente con el Colegio de los Padres Franciscanos del Puerto, han salido los más notables futbolistas de la isla de Gran Canaria.
Ya con pocos años empezó la práctica y ocupaba un lugar en el equipo escolar y como quiera que en el recreo no diera para mucho, concertaban partidillos a la salida de clase.
La cosa fue tomando cariz, pasando posteriormente al team "42 F. C.", uno de los tantos equipillos del barrio "Fuera de la Portada". Más tarde ingresó en el "León y Castillo", una escuadra potente y de donde también han salido virtuosos en el juego de la pelota.
Por su juego pasó a formar parte del segundo del Marino F. C., jugando en el puesto que más le gustaba, extremo derecho.
Por motivos de estudios tuvo que abandonar, por poco tiempo, la práctica "futbolera", si bien no abandonó los entrenamientos, siempre que la ocasión se lo permitiera.
El gusanillo del fútbol estaba consigo y pasado algún tiempo, nuevamente, volvió a la práctica deportiva, pero esta vez ingresando en la primera plantilla del equipo "popular", el blanquiazul, el team de sus amores. Contaba entonces con 17 años.
Su debut en el primer equipo marinista lo considera un tanto especial, con sabor agridulce. Fue un Marino - Santa Catalina, jugado un domingo, dos de septiembre de 1923. Recuerda: Sin restar méritos al equipo azul-negro - aquella como otras tardes puso en empeño todo su amor y entusiasmo -, tuvo a su lado la "Diosa Fortuna" y a pesar de todos los esfuerzos, por parte marinista, no pudimos variar el tanteador. Se estaba jugando las eliminatorias que daba opción a que el vencedor tuviera derecho a contender con el campeón en Tenerife para la disputa del "Medallón Machado" donado por el Hespérides de La Laguna.
El triunfo correspondió al Santa Catalina por un goal a cero. Los cronistas deportivos de aquella época narran lo siguiente:
"Indudablemente, se está dando un caso en Las Palmas, pocas veces visto. La suerte, queridos amigos, es dama caprichosa, que suele, a veces ser un tanto esquiva, y otras por el contrario complaciente, le ha tomado extraordinaria simpatía al equipo formado por los muchachos del Puerto. La suerte, señores, en los actuales tiempos se ha puesto una carilla democrática, y anda por el mundo siendo pródiga en favores, alentada, como hemos podido observar de un supremo espíritu demócrata, que ajusta perfectamente al "Santa Catalina".
Sin embargo, - parece ya cosa de magia el que tan favorecido se vea el team de Puerto en la lotería deportiva... La fortuna, tan variable actúa por lo visto de guardameta en el "Santa Catalina", y con sus prodigiosas manos - divinas como las del estupendo Zamora - desvía los "goals", y aún más los encauza hacia los marcos ajenos...
La masa de aficionados de Las Palmas, está, indudablemente, un poco escamada, de la intromisión de Madamma "Fortunita" en los partidos de foot-ball, y anda un poco desconcertada ante su perseverancia en favorecer al equipo del Puerto, que entre tanto va sumando una serie de triunfos, que duelen, ciertamente, a nuestros deportistas, los que pueden llamarse nacidos a orillas del Guiniguada...
Las cosas, queridos amigos se están poniendo un poco más feas de lo que esperaban. El "Marino", nuestro soberbio y potente ejemplar futbolístico, fue derrotado hace unas semanas por el Santa Catalina. El "Gran Canaria", team que calificamos como aristocrático fue también vencido... Y hoy, el equipo popular, aún cuando hizo esfuerzos extraordinarios no pudo ser vencedor, y resultó derrotado. Mal anda pues el pueblo y la aristocracia, que van siendo rendidos por la pícara "suerte", diosa a quien los chicos de las Alcaravaneras, con el tiempo le harán un magnífico santuario donde, seguramente irán muchas peregrinaciones...
Y nosotros, los populares y los aristócratas ¿no iremos a ellas? Ya va siendo hora de que también pongamos un cirio a esa magnífica señora, pues sino lo hacemos, vamos a quedar muy chiquitos en el deporte...
No dudamos nosotros de que tanto el "Marino" como el "Gran Canaria" son superiores al "Santa Catalina", y como de ellos tenemos la más completa convicción, no podemos por menos que revelarnos ante esta falta de "goals" de que están, adoleciendo nuestros mejores "teams".
¿Cómo triunfa el "Santa Catalina"... Mucho de su entusiasmo se debe al honor de vencer a los equipos más fuertes. Ese mismo honor, centuplica las fuerzas y hace más vigorosos a los muchachos del Puerto, a los que, se les va haciendo cosa habitual salir del campo ensalzados y aplaudidos... Y los vimos el domingo.
El juego estuvo regular. Forzaron el marco contrario, y al hacerlo arrancaron de nuestra garganta un "hurra" formidable...
¿Por qué negárselo? Hay que ensalzar siempre al más pequeño, para empujarle hacia arriba, para que se crezca y ocupe un nivel honroso. Además, cuando los aplausos son pródigos para los ídolos, para lo que está sucediendo. Que la seguridad de vencer y la confianza en la propia potencia hace a veces, que los ídolos caigan haciendo una pirueta un poco grotesca... ¿Se levantará el Marino?
Cuando nosotros lo veamos de nuevo camino de la cumbre, de la que no debió precipitarse, entonces, como enamorados del deporte aplaudiremos frenéticos...
Hoy, el "Santa Catalina", por suerte, o por lo que sea se hace merecedor de nuestro aplauso y a él se lo damos, desinteresadamente.
En el último encuentro venció al "Marino" por un goal. Esos son los hechos".
Ricardo Pita, el delantero derecho del Marino F. C., uno de los más notables elementos con que cuenta la región canaria, es, sencillamente, un virtuoso del fútbol canario. Pocos jugadores habrá tan constantes como él, realmente, es un jugador que ha brillado con luz propia y ha conquistado un lugar preeminente entre los consagrados en las lides futbolísticas locales y regionales.
Nadie puede negar que Pita es un "player" brillante, que se ha destacado en el firmamento del popular deporte con luz propia. Pita es el tipo del perfecto exterior. No es simplemente la máquina de centrar. Centra cuando lo permite la colocación de los contrarios y sabe rematar admirablemente. Porque sabe internarse, cuando ve posibilidad de que el éxito acompañe la acción, a los diez, veinte o treinta metros de la meta; su juego no parece ortodoxo, no se adapta a los cánones prescritos que mandan que el exterior esté en guardia permanentemente en la línea lateral.
Dribla y burla a quienes les cierran el paso con arte admirable, y sabe desconcertar, parándose en seco con la pelota pegada a sus pies, para librarse del medio que le acosa en la carrera. Es su sentido de la colocación espléndido, y por su facultad de ver cuándo no hace falta en la línea de toque y puede desplazarse a los medios, ha marcado infinidad de "goals" que otros exteriores de menos iniciativa hubieran desperdiciados.
Pita es un especialista en los saques de castigo, y su equipo tiene en él depositada su confianza, ya que rara vez ha desperdiciado el "goal" en estos casos.
Tiene, además, el exterior blanquiazul una ejecutoria de jugador noble como ninguno. Siendo su lugar el más a propósito para las alevosas agresiones, jamás ha pasado por su mente la idea de corresponder con la misma moneda.
Pita se ha distinguido cultivando los entrenamientos, pues según él, es la base del jugador. La amistad y camaradería, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego, ha sido su bandera, sintiendo una gran simpatía por Miguel Gil del cual siguió todas sus observaciones y consejos.
Ricardo Pita, un "as" de la Escuela Canaria de Fútbol.
Una maldecida enfermedad (pleuresía), truncó su carrera futbolística. Murió a la edad de 78 años (1984) Descanse en paz.