Don Cristóbal González, escribió: "El campo del Marino era un campo de fútbol que aparecía sin murallas ni paredes de protección. A él accedía el público, directamente, sin que nadie se lo impidiera.
Este campo de fútbol se encontraba situado en la trasera del Gobierno Civil entre las actuales calles, que antes no existían pues estaban el campo de fútbol, repetimos, lindando con Jerónimo Falcón, Matías Padrón hasta Angel Guimerá y por el Sur con el Campo canario, que era un recinto cerrado dedicado al deporte del boxeo, hasta la calle Dr. Waksman. En pocas palabras, el Campo del Marino ocupaba la zona trasera del Gobierno Civil entre la Plaza de la Constitución hasta, aproximadamente, la calle Matías Padrón y su continuadora la de Eusebio Navarro y la situación del terreno de juego era el de naciente-poniente, en cuyos linderos se encontraban las dos porterías. En la línea de la portería del lado naciente se encontraba la misma casa de dos plantas que existe en la actualidad, haciendo esquina a las calles Matías Padrón y Jerónimo Falcón en cuya planta baja había un bar, donde, incluso se vestían muchos futbolistas. El establecimiento era conocido por el Bar de Miguelito "Anchobas", dada la delicadeza y finura con que el propietario llamaba a estos mariscos.
Campo del Marino
El nombre de Campo del Marino le venía de que en el mismo entrenó en un tiempo el Marino F.C. que, conjuntamente con el Victoria, el Gran Canaria, el Atlético y finalmente la Unión Arenal formaban los equipos de la primera categoría provincial y que, fusionados, constituyeron la Unión Deportiva Las Palmas, en cuyo escudo figura el de los cinco equipos anteriormente citados aunque deportivamente no sólo los aficionados al fútbol, sino toda la población, se dividían en marinistas y victoristas. Los otros clubes tenían pocos partidarios, aunque, todo hay que decirlo, en el momento clave, en pleno partido, se hacían notar.
Pues ya tenemos situado el campo del Marino y él por qué de su nombre. Ahora vamos a ver las actividades que se desarrollaban en él. El terreno de juego no era de hierba ni muchísimo menos. Era de tierra él, en líneas generales se encontraba en muy buen estado.
En el campo se desarrollaban diversos campeonatos de equipos infantiles como el Rehoyano, El Estrella, el River Plate, el Artesano, etc., y ello los domingos y días festivos por la mañana y por la tarde. Y pese a llenarse de público todos los aledaños del campo y animar al equipo de sus amores, no se veía a un guardia por ninguna parte. Y para ver el mérito que ello tenía hemos de resaltar que los espectadores se encontraban materialmente pisando las cuatro líneas del terreno de juego, de forma tal que para hacer un saque de banda, los espectadores tenían que hacer hueco al jugador. Y lo mismo ocurría cuando se iba a tirar un "córner", que es como se llamaba esta jugada y no "saque de esquina". Y no digamos cuando se tenía que tirar un penalty, pues la red estaba materialmente entre los dos postes y el larguero. Y el público se corría hacia atrás e, incluso, se llevaban también la red para formar con ella el hueco necesario.
De todos los equipos que jugaban en el Campo del Marino, el que se llevaba el gato al agua era el River Plate, pues este equipo era del barrio y arrastraba el mayor número de público. El todo en este equipo, y por tanto, también el entrenador era Cristóbal "El Chato", así llamado por la forma de su nariz. Era un personaje muy conocido en el mundo del fútbol, con grandes conocimientos de este deporte. Creo que terminó formando parte de la Unión Deportiva, sin que pueda asegurarlo, aunque en un puesto muy modesto.
Y hasta aquí el Campo del Marino que fue devorado por la población con calles como Alfonso XII, Dr. Waksman, Galo Ponte, Plaza de Perón, etc. Pero pese a la utilidad de las calles y la belleza de la Plaza de Perón, me quedo con el Campo del Marino, que al fin y al cabo, encerraba un auténtico espectáculo, partidos de fútbol, sin pagar ni un céntimo. Muchos abogados, Ingenieros y demás amigos con carrera, saltaban a la cancha del campo del "Marino". Y uno de ellos hasta hace muy poco era Decano del Colegio de abogados de Santa Cruz de Tenerife. Recuerdos también otro que ha sido Teniente Coronel de Infantería que jugaba de portero y otro portero que es en la actualidad médico.
Resumiendo. Nos encontrábamos ante un espectáculo en que intervenían estudiantes, obreros, empleados, que coincidían con gran espíritu de familiaridad en la práctica del futbolístico".