Domingo, 23 de septiembre de 1928
SERENIDAD Y VIRILIDAD
Portugueses y canarios "quedan" en tablas
1 - 1. Esperábamos con ansiedad el momento de presenciar este encuentro que, según rumores, prometía ser interesante en grado superlativo.
El Marino F. C. es un gran equipo. No nos guía ni el apasionamiento ni la simpatía. Nos dejamos llevar, eso sí, de nuestro temperamento, pero este jamás podría dominarnos y obligarnos a decir cosas que a nuestra conciencia repudiaran. Que conste.
El Campo de Deportes España, presenta aspecto de día de gala. Aparecen ocupadas, casi en su totalidad, todas las localidades.
Al hacer su aparición en el campo de juego el equipo portugués, es saludado con una ovación, a la que contesta el Marítimo saludando desde el centro del campo formando rueda. Al Marino también se le aplaude.
Ambos equipos se saludan, y se colocan todos los equipiers en sus respectivos sitios, vistiendo los portugueses pantalón azul y blusa encarnada. Ocupan éstos la parte de Levante y son los que ponen el balón en movimiento tan pronto como el árbitro, señor Artiles, da la pitada para empezar.
Arrancan los portugueses y llegan hasta muy cerca de la red marinista. Repelen bien los defensas populares, y son los blanquiazules los que avanzan, pero vuelve la pelota al centro de campo de un soberbio tiro de la defensa portuguesa. A partir de este momento el interés aumenta, pues los forasteros juegan mucho y bien, dando al juego lo que este requiere: serenidad. Observamos que juegan con mucha limpieza y mucha corrección.
A medida que el juego avanza, el dominio de los del Marítimo se hace patente. Su juego tranquilo y seguro se sobrepone al ímpetu del Marino.
El árbitro castiga exageradamente a Toledo. Claro que este hace cosas que obligan al árbitro a pitarlas, pero sin exagerar. Esta demasiado intransigente con este jugador marinista.
El dominio de los forasteros prosigue, pero la pareja de defensas González y Guerra, no los deja que marquen. La zaga marinista está segura y firme, y, además, bien secundada por los medios.
Se va a terminar el primer tiempo sin que ningún equipo logre marcar. El Marino tiene avanzadas peligrosas, pero tampoco la defensa portuguesa es floja, y para bien.
Durante el transcurso del partido vamos observando que el equipo forastero es fuerte, y que juegan compenetrados, pero la línea de ataque no es muy eficaz. Veremos en el segundo tiempo, porque el primero está finalizado, sin que se haya perforado portería alguna.
Hemos de dejar patentizada una cosa: que o nuestro reloj anda mal o faltaron cinco minutos para completar la primera parte.
Al iniciarse el segundo tiempo los populares arrancan, llenos de coraje, pero son repelidos. Se cambian las tornas y es el Marino el que domina, ejerciendo una fuerte presión sobre los portugueses, que de cuando en cuando tienen avances peligrosos, que nos hacen temer algún "disgustillo" para el Marino.
Una falta de un jugador portugués da lugar a "Jardinero" para que, de forma magistral, consiga el primer tanto para su equipo. Es aplaudido, y se lo merece.
Se presencian por ambas partes jugadas muy bonitas, que el público aplaude sin regateos.
Sigue el dominio marinista, que desarrolla un juego viril y bravo, al que contestan los portugueses con tranquilidad, imprimiendo al juego su estilo peculiar.
Aunque encubiertamente, el juego es algo duro, pero sin rebasar los límites de lo racional.
El portero del Marino tiene ocasión de lucirse en varias y soberbias paradas. También el de la puerta contraria demuestra ser un excelente "goal-keeper".
En una de las incursiones portuguesas en el campo marinista, y tras una gran jugada, el equipo forastero marca el tanto del empate, y se aplaude a los jugadores.
Y con el empate a un goal termina este interesante partido, que deja en el ánimo del que lo ha presenciado un grato recuerdo.
El equipo forastero es correcto y muy limpio. Su juego es de combinación, tranquilo, con pases altos, aunque el juego de cabeza no observamos lo ejecutaran con intensidad. Bien. Un gran equipo.
De los nuestros ¿qué vamos a decir? A la corrección portuguesa contestan en igual forma, si bien el juego de unos y otros se diferencia, en que mientras el de los portugueses es reposado, el once marinista es muy movido, con más dosis de acometividad. Nos gustaría presenciar otro encuentro entre los mismos equipos.
La labor del árbitro fue acertada, aunque se excedió un poco en algunas ocasiones. Pero, bien miradas las cosas, y dada la responsabilidad que pesa sobre él, tiene que sujetarse estrictamente a lo que preceptúa el Reglamento. En resumidas cuentas, una buena tarde para la afición de Las Palmas.
Veremos lo que prepara la Empresa para el próximo domingo. Además, está en pie el empate de hoy que habrá que dilucidarlo con algún otro partido.