Miércoles, 4 de julio de 1928
Los victorista vencen a los Olímpicos chilenos
2 - 0. El Stadium. Animadísimo aspecto presentaba hoy el Campo de Deportes España, con motivo del partido de fútbol concertado entre los "onces" Real Victoria, local, y Olímpicos chilenos, aprovechando el regreso de estos a su país después de su intervención en la Olimpiada de Ámsterdam.
Constitución de los equipos. Al irrumpir en el campo los jugadores con recibidos por el público con atronadoras palmas. El Real Club Victoria viste sus peculiares colores y el "once" forastero jerséis celeste y pantalón blanco, alineándose en la siguiente forma:
Real Club Victoria: Correa; Arturo, Frías II; Moreno, Mandarria, Martín; Ramos, Navarro, Álamo, Hilario y Ortiz.
Olímpicos chilenos: Cortés; Chaparro, Linfo; Rivero, Torres, Morales; Bravo, Zubiarre, Carbonell, Schneeverger y Olguin.
El árbitro y los jueces de línea. Actúa de referee el inteligente excolegiado, don Pedro Cárdenes, secundado en su labor por los jueces de línea, don Miguel Gil (español) y don Germán Reyes (chileno).
Elección de campo. Elegido campo por el equipo local, que opta por la puerta de Poniente, y tras los ¡hurras! de rigor da comienzo el partido.
El primer tiempo. Sacan los forasteros y en los primeros momentos son de tanteo de fuerzas por ambas partes, imprimiéndose poco a poco al partido la nota efervescente y propia que caracteriza a esta clase de encuentros. Es decir: ese nerviosismo y agitación rayana en lo inconcebible, en que el patadón sin acierto ni fin determinado sucede, repentinamente, la jugada combinada y preciosista que se aplaude.
Momentos de interés. Más compenetrados de la labor a desarrollar por el mero hecho de que los avances y ataques realizados habían dado margen sobrado para que los bandos rivales se dieran cuenta mutuamente del enemigo que tenían que vencer comienza a desarrollarse un juego aunque movido y duro tal vez con exceso no falto de tecnicismo y mucha voluntad, que ora se estrellaba ante la férrea muralla de los defensas forasteros, ora fracasaba a la intervención de sus medios o luego iba a morir a los pies de los backs realistas o a desbaratarse ante las líneas delanteras porteñas.
En este estado de cosas, de inmejorable calidad futbolística el tiempo transcurre a medida que aumenta el interés del público, y sobre todo lo realizado se destaca notablemente en bien llevado avance de las huestes realistas por el ala izquierda que inútilmente trató de interceptar la tripleta central forastera y que a duras penas malogró la propia defensa; pero otra vez el esférico en poder de los chicos del Puerto cuyos avances secundan los medios, da motivo para que el guardameta forastero intervenga repetidas veces deteniendo un par de tiros bien colocados demostrándose con ello sus envidiables condiciones.
Los delanteros chilenos Zubiarre y Carbonell con la ayuda del medio centro de su equipo Torres, llegan a la puerta realista y después de sortear la defensa cediendo aquellos la pelota a Schneeverger, éste remata de un chut fuerte la bonita jugada, que muere en las manos de Correa en medio de una prolongada ovación.
Se suceden un sin fin de ataques por lo que se ven comprometidas ambas puertas y surge el
Primer goal. Después de lo anotado en lo que se acentuó un ligero dominio de los de casa, el ala derecha del "once" blanquinegro corre la pelota con rapidez vertiginosa; recibe un pase Hilario, logra éste batir la tripleta central chilena, sortea difícilmente la defensa y a pocos metros de la puerta después de engañar al portero desmarcándolo chuta y de un tiro limpio, sesgado, suavemente, magnífico, inconmensurable, perfora la red chilena, goal que es acogido por el público con una nutrida y prolongada salva de aplausos.
Dos córners y final del primer tiempo. A partir de este momento la lucha es más enconada, arrecian los ataques forasteros cuyos equipiers se multiplican en el campo; decae el equipo local en acometividad, pero rehechos nuevamente vuelven a las andadas y uno de sus avances degenera en córner contra los olímpicos chilenos, que despeja de un plongeón el guardameta, interviene luego varias veces Correa y tras marcarse otro córner contra la puerta realista, que despeja de cabeza Martín, finalizan los cuarenta y cinco minutos de juego con la pelota en poder de los medios realistas.
El segundo tiempo. Antes de comenzar éste, entre los capitanes de los equipos se cambian artísticos ramos de flores quienes los ofrecen a las hermanas de don Julio G. Rodríguez, Cónsul de Chile en Las Palmas, galantería con la que el público simpatiza, dejando oír sus aplausos y tras las pitadas de rigor verifican el saque los del Victoria, que pierde el balón prontamente; intervienen Frías que despeja flojamente y da paso a que Carbonell y Olguín comprometan con sus tiros rasos la meta defendida por Correa; se tira un córner contra las mallas chilenas que despeja la defensa; un chut de Pepín que recoge Álamo y lo lanza a la puerta sin consecuencias y después de un faut contra el Victoria que puso en grave aprieto al marco atacado, con un estupendo remate de cabeza del medio centro Carbonell que recoge Correa, y finaliza la primera etapa de juego.
Un sin fin de off-sides. La rapidez puesta en los avances por el equipo chileno, motiva el que el Referee, señor Cárdenes, corte aquellos por marcadísimos off-sides, y contagiados los de casa con el proceder de los forasteros, por iguales causas, ven malogradas sus bonitas combinaciones, mereciendo especial mención en esta otra fase del partido un pase adelantado de Álamo que recoge Navarro, pero acosado éste por la defensa, se ve precisado a entregar el balón, cuando era inminente el goal por la escasa distancia que le separaba de la puerta adversaria.
El segundo goal. Sin dominio, propiamente dicho, continúa desarrollándose el encuentro con gran satisfacción por parte del público y gran entusiasmo por la de los jugadores. Surge un saque de línea por conducto de Pepín que centra admirablemente y al recogerlo Álamo éste lo remata de cabeza por el ángulo opuesto consiguiendo el segundo goal, tanto inesperado por el guardameta olímpico y que pretendió protestar uno de los jugadores chilenos alegando el off-side de Álamo por desconocer tal vez, que ello no existe, según el Reglamento vigente, en el saque de línea.
Un lesionado y otros pormenores. El segundo goal marcado por las huestes realistas arrastra consigo un juego durísimo por parte de los chilenos y violencia tras violencia van sucediéndose las jugadas con la misma rapidez y acometividad que al principio del encuentro. Al lesionarse el medio derecha Rivero con una contusión en la rodilla le sustituye Reyes, que actuaba de juez de línea y a éste otro un reserva del equipo. Hilario, que está jugando horrores toda la tarde, en una jugada individual llega a pocos pasos del marco forastero, pero agotado físicamente, apenas si cuenta con ánimos para escapar de la furia de los defensas que salieron a su encuentro con muy malas intenciones, pero que él burló con su proverbial rapidez, pero el balón que les entregó, que por cierto llevaba todas las características de convertirse en el tercer goal de la tarde.
Dos córners contra el Victoria. Morales, al arrebatar la pelota a Pepín, le carga feamente; un despeje flojo de Arturo crea una comprometida situación ante su marco; se tiran dos córners casi seguidos contra los realistas; Martín cae lesionado, vuelve al juego a los terrenos chilenos no sin que antes hayan intervenido con acierto ambos guardametas; otro fallo de Arturo que aprovechan los delanteros olímpicos para entregar la pelota a Correa, que evitó un goal seguro; un pase de Álamo a Hilario que muere en las manos de Cortés; despeje soberbio de Chaparro que anula un bien llevado avance de los realistas y nueva y comprometida situación frente al marco local, que despeje Martín de cabeza.
Otro córner y final del partido. A una arrancada de las huestes porteñas chuta Hilario a goal y el portero envía a córner el esférico, tira la falta Ortiz medianamente y despeja la defensa y momentos después el referee dio por terminado el encuentro en el que se adjudicó el triunfo el Real Club Victoria por dos goals a cero.
Otra perspectiva. Cuando los dos equipos salieron al campo, el público los recibió con un nutrido y cariñoso aplauso, que no cesó mientras los capitanes de ambas partes se abrazaban y cambiaban un afectuoso saludo.
Causa buena impresión en el público el ver que los once jugadores del chileno son fuertes y robustos, aunque bastante más bajos de estatura que los nuestros.
Empieza el partido y desde el primer momento nos damos cuenta de que el equipo olímpico es excelente, sin ponderación alguna, pero advertimos en ellos cierto desconocimiento del campo donde se desenvuelven, lo que unido al cansancio del viaje, les coloca en un grado de inferioridad con respecto al Victoria.
Estos desarrollan una labor magnífica, destacándose de una manera muy notable Ortiz y Correa. Las paradas de éste desconcertaron desde el principio a los olímpicos.
En este tiempo los chilenos no lograron ningún goal, y los nuestros metieron uno, debido al gran Hilario.
La labor del equipo olímpico dejó bastante que desear en este primer tiempo, aunque hicieron jugadas admirables que el público, cortés y deferente, premió con cariñosos aplausos.
En el segundo tiempo ya jugaron mejor los chilenos, notándose en ellos algo más de energía y conocimiento del campo. Pero los valientes del Victoria no cejaron, y desarrollaron un juego admirable que les condujo a la meta, logrando otro goal que fue el definitivo.
Como dijimos antes, en este segundo tiempo demostraron los chilenos que no eran un equipo cualquiera, y que los nuestros, al medir sus fuerzas con ellos, nos han dado a entender que valen mucho también. Naturalmente queda siempre la duda para los olímpicos, de que han perdido por las circunstancias en que han jugado: desconocimiento del campo, la precipitación del viaje, etc., pero a través de estas dificultades que no perdía de vista el público, ha dejado entre nosotros muy buena impresión de su actuación fugaz en esta isla.
Cuando terminó el partido y en todo él, fueron muchos los aplausos con que el público reconoció el mérito de ambos equipos, sobre todo en distintas jugadas admirables del chileno.
No podrán decir los olímpicos que aquí se le ha tratado mal, aunque no nos hayan podido ganar.
El capitán del Victoria y el del chileno fueron obsequiado con grandes ramos de flores. Los once nuestros recibieron calurosas felicitaciones, amén de los incesantes aplausos con que el entusiasta público les premió. Reciben nuestra sincera felicitación por esta victoria que señala en su brillante historial un día de gloria más.
Una nota triste hemos observado y, en verdad, que no estuvo bien: es que al salir del campo el equipo chileno, no se le despidió con un cariñoso aplauso, pues no debemos olvidar que, aunque vencidos en buena lid, eran huéspedes nuestros, siquiera por breves horas.
Impresión final. Muy breve por cierto, pero muy expresiva. El equipo olímpico chileno es de lo mejorcito que ha actuado en el Campo de Deportes España. Su línea delantera, inmejorable, la tripleta central estupenda, la defensa segurísima, el guardameta excelente. El conjunto no es un equipo completo, por líneas sí; rápido en el pase, veloz en el avance, tanto dominan el juego alto como el bajo; resistentes, fuertes, inteligentes, voluntariosos y entusiastas. En resumidas cuentas: Un excelente equipo en toda la extensión de la apalabra, digno de mejor suerte.
De la actuación del Victoria el mejor elogio que puede hacerse es el recordar los dos goals obtenidos ante adversarios tan temibles y tan compenetrados de su labor, mereciendo un elogio aparte Hilario y Álamo, almas del encuentro, quienes desarrollaron, con la ayuda de sus compañeros, una labor inteligente hasta el extremo.
El triunfo del Real Club Victoria fue limpio y justo.
El señor Cárdenes, árbitro del encuentro, aparte de demostrarnos que sabe juzgar un partido de tan elevada categoría poniendo en el fiel la balanza, se nos justificó una vez más como el insustituible para estos casos, por su honradez e imparcialidad.