Sábado, 10 de febrero de 1934
Los "merengues" canarios son "merendados" por chilenos-peruanos
0 - 1. Este sábado de Carnaval se enfrentaron en el Campo de Deportes España los equipos "merengues". Así, al menos, lo dice todo el mundo.
No cabe duda que aquí, por lo menos es costumbre futbolera, vamos evolucionado, porque eso de que jueguen con los equipos forasteros otros clubes que no sean Marino o Victoria no era cosa a que estuviéramos acostumbrados. El Gran Canaria, por ejemplo - y eso lo aseguramos nosotros -, tenía seguro ese partido desde que el "All Pacific" atravesó el Atlántico e inundó a Las Palmas. Lo que pasaba es que la fecha se iba dilatando, porque, como ambos teams lucen amerengados uniformes, se había entablado entre ellos un serio pugilato sobre cual de los dos habría de cambiarse la camisa el día del acontecimiento. Y no crean ustedes que el Gran Canaria cedió por galantería hacia los forasteros, sino porque le cupo la desgracia, después de echar suerte, que hasta tal extremo se llevaron las cosas.
El encuentro comenzó a las cuatro y veinte. Y los equipos se alinearon bajo las órdenes del señor Díaz - a quien por lo visto la vida lo ha envuelto en camisas de once varas -, en la forma siguiente:
All Pacific: Criado; Fernández, Maquilón; Landa, Arce, Montero; Alegre, Villanueva, Lolo, Tovar y Scheeneberger.
Gran Canaria: Tomás; González, Domínguez; Chapú, González, Hernández; Pepín, Monza, Díaz, Domingo y Concepción.
Durante todo el primer tiempo, esos chilenos-peruanos del demonio pusieron al Gran Canaria como no digan dueñas Tomás se veía obligado a parar cada cañonazo, que retumbaba en el espacio como verdaderas explosiones. En cambio la línea de ataque de su club no acertó a llevar a buen puerto dos balonazos de Concepción, que dieron en el poste de Criado, y que estuvieron amenazando con el caigo o no caigo.
Así dieron lugar a que Alegre centrara un balón y que Lolo, que debutaba hoy entre nosotros lo introdujera hasta más allá de donde Tomás le había dicho que no lo dejara pasar.
¿Qué esto fue la derrota para los grancanaristas? Naturalmente que sí; pero con honra, que dirán ellos. Puesto que Fernández les ofreció el empate cometiendo un penalty, y Juanito González rehusó la atención mandando el balón fuera. Galante que es el chico.
Hay que confesar que en el segundo tiempo cambió la cosa. El juego se lo repartieron mejor, y tan pronto era Tomás como Criado los que tenían que trabajar. Por eso le damos la razón a don Félix, cuando, respondiendo a la afirmación de un sujeto, que opinaba que el Gran Canaria necesitaba inyectables, dijo:
- Hasta la fecha, no - y lo repitió tres veces seguidas.