Domingo, 4 de junio de 1950
¡El gran choque de la máxima rivalidad!
U. D. LAS PALMAS <> C. D. TENERIFE
Por el camino del triunfo final
Mantengamos nuestra moral combativa frente al Tenerife. No se piense ni remotamente que vamos a vencer al Deportivo Tenerife con una actuación alegre, fácil y desenfada. La tradicional rivalidad deportiva de las dos regiones hermanas y el cúmulo de deseos que guardan los tinerfeños de obtener victorias, desconocidas por ellos hasta ahora en la Liguilla de ascenso hacen que la pelea de esta tarde, de extraordinaria trascendencia para nosotros al igual que las jornadas restantes, obligue a nuestros jugadores a mantener a la misma altura su moral combativa, esa moral incontenible que por tierras peninsulares ha constituido uno de los pilares que han sostenido nuestros brillantísimos triunfos.
Trío defensivo Unión Deportiva Las Palmas
Castañares, Juanono y Yayo
El Deportivo Tenerife - contra cuanto erróneamente pueda pensarse - no "regalará" - ni debe hacerlo ni lo hará -, el partido. Por deportividad saldrá a darlo todo, y aunque tarde, quiere ofrecer a su afición alguna gesta que endulce el amargor acumulado tras tantas derrotas. Por estas y otras circunstancias la batalla será tan difícil como reñida, y por ello no piense nade en fáciles triunfos, ni se deje arrullar por la última goleada sufrida por los vecinos en su desplazamiento a Marruecos. Una de las cualidades que no han perdido los vecinos es su moral, pese a tanta adversidad. Y sabemos todo lo que es capaz de hacer el entusiasmo.
Saltará a la cancha está tarde el Unión Deportiva Las Palmas con la misma alineación que inició y ha jugado hasta ahora esta competición. Recibirá el homenaje de la afición que hoy cubrirá totalmente las gradas de nuestro estadio ante la expectación reinante en el grandioso recibimiento de que fue objeto el equipo representativo de nuestra provincia a su triunfal regreso de la península. Y esa afición magnífica que ha arrastrado nuestro equipo, que le sigue sin titubeos volverá a alentar incansablemente a nuestros muchachos. Y aquellos de nuestros jugadores que por cualquier causa no rindan a la altura que sus condiciones permitan, no chillarles ni desmoralizarles; alentarles, gritarles con aliento. Así ayudaremos a forjar la victoria y a que el esfuerzo de nuestros jugadores no sea estéril.
Pensemos todos que vamos a tener enfrente a un contrincante de los más difíciles, que unos minutos de confianza o desfallecimiento pueden costar una derrota. Y sin que seamos pesimistas ni mucho menos, tampoco nos dejemos cegar por esas confianzas que tantos disgustan ocasionan. ¡Cuidado con el Tenerife! Que no falte el aliento a nuestros jugadores ni un momento.
Porque sabemos con que valor combativo se desenvuelven los jugadores amarillos a ellos nada hemos de añadirles. Saben la responsabilidad que encierra la jornada de hoy, la categoría que da al adversario la tradicional rivalidad regional y el mucho peligro que arrastra el "enemigo pequeño".
La afición canaria está en pie de lucha deportiva. Luchemos con nervio para llegar a la cima y ofrecer a nuestra afición todo lo que se merece, el justo premio a su colaboración y cariño por la empresa en que todos estamos empeñados.