Domingo, 23 de abril de 1950
La Liguilla de ascenso a la vista
¡CANARIAS en pié de lucha deportiva!
Estamos a ocho días del comienzo de una fase trascendental de la historia del fútbol canario. Va a comenzar, el domingo próximo, la Liguilla de ascenso a Segunda División. Por primera vez en Canarias interviene en los torneos nacionales, y nos cuesta trabajo encontrar el hilo de nuestros deseos de llegar al corazón de nuestras masas deportivas en un llamamiento de fervor patriótico. Viene a nuestra memoria muchos hechos no lejanos que hablan del cariño de un pueblo por su club representativo. No hace muchos años en una región del Norte de la península, si mal no recordamos, el club representativo de la misma, por graves incidentes en una de sus actuaciones, fue inhabilitado a perpetuidad por el máximo organismo federativo nacional. Ante tan grave sanción la reacción de todo el pueblo no se hizo esperar. Hasta lo profanos en la materia, como hijos del pueblo, se sintieron heridos en su patriotismo regional, y con su alcalde a la cabeza se organizó una gigantesca manifestación pública para pedir a las autoridades que tal medida quedara sin efecto. Efectivamente, ante aquella viva demostración de cariño hecha patente por todo un pueblo para con su club representativo la sanción fue revocada y reducida lo bastante para que la autoridad federativa no quedara maltrecha y los incidentes acaecidos no quedaran sin castigo.
Viene esto a cuento para hacer patente lo que hoy significa para cualquier ciudad el orgullo de poseer un club que lleva su nombre y luche en las competiciones nacionales en noble pugna deportiva con los representantes del resto de las provincias españolas. Cuando esos clubes atraviesan una crisis material es fácil comprobar cómo los organismos, la afición, el comercio incluso prestan el calor de su ayuda; toda la ciudad exterioriza su solidaridad para robustecer al equipo de la ciudad.
Gran Canaria tiene ya su club representativo, el Unión Deportiva Las Palmas, que el próximo domingo, posiblemente en nuestra localidad, dará el primer pase en la competición que pone a nuestro alcance la posibilidad de ganar un puesto en Segunda División.
Creemos innecesario insistir sobre la importancia deportiva y de otro orden que ello supone para nuestra provincia. Pero ello puede o no ser un éxito. Ahora más que nunca necesitamos el apoyo ardiente de todos, sin excepciones de ninguna clase. Viejos y nuevos aficionados, por nuestro fútbol y por Canarias, por nuestra provincia están obligados moralmente a cubrir las gradas de nuestro estadio, no como espectadores, sino como corazones canarios dispuestos a animar a nuestros jugadores, pero animarlos cuando domine el adversario, que es cuando se requiere el ánimo. Olvidemos colores anteriores de viejas simpatías, olvidemos negligencias, errores o falsas interpretaciones que en la madurez del proyecto de equipo único haya podido observarse. Tenemos que olvidarnos de todo ello y ayudar para luego poder exigir.
¡Canarias en pié de lucha futbolística! Estemos preparados para la gran contienda que va a comenzar. Ha llegado la hora de los exigentes, de todos los que sientan del deporte en una u otra manifestación. La hora de Canarias en el gran concierto futbolístico español. Si nos rezagamos en nuestro aliento nada nos ofrecerán quienes ahora nos piden nuestra presencia y nuestro grito de ayuda para dejar muy alto el nombre de nuestro fútbol isleño, de nuestra región.