HISTORIA DEL FÚTBOL CANARIO
- Retrospectiva -
Domingo, 3 de mayo de 1942
FUTBOL: Quien es quien...
LIGA INTERREGIONAL (1942)
4 - ATLÉTICO CLUB // C. D. TENERIFE - 2
Una gran victoria atlética, merecida
Los rojiblancos derrotaron a los tinerfeños, después de un encuentro emocionante
¿Por qué ganó el Atlético? Ganó porque no se desanimaron a pesar de los muchos contratiempos que le pasaron y no se amilanaron ante la poca suerte de Castilla frente al marco. ¿Fue justa su victoria? Merecidísima. En el campo pusieron alma, coraje y jugaron un fútbol de campeonato, sin filigranas - las que están alejadas de nuestra cancha desde hace muchos años, desgraciadamente -, sin lindezas, pero con eficacia y con muchas ganas de dar satisfacción a un público que deseaba tanto o más que ellos esta derrota de los muchachos del Club Deportivo Tenerife. Ganaron porque fueron capaces, aún llevando en el marcador dos tantos a uno en su contra, de no dejar que los tinerfeños se hicieran dueños de la situación, les gobernaran y le aumentaran el tanteo. Ganaron porque tenían que reivindicarse ante la afición de sus malas actuaciones anteriores y porque querían dar la sonada. Ganaron porque se merecían el triunfo, ya que jugaron para mantenerlo y alcanzarlo con toda corrección y deportividad. Y nadie será capaz de discutir la gran victoria atlética, que el público premio con aplausos sinceros, lógicos, naturales, en reconocimiento a un esfuerzo supremo para derrotar a un equipo superior, con una moral magnífica y todas las ventajas de su parte.
La derrota del Deportivo Tenerife la acogió la masa de aficionados en general con gran alegría, la lógica y natural en todos los partidos de fútbol donde los demás clubes que toman parte en la competición, expresan cuando otra le saca las castañas del fuego. Por eso la ovación al terminar fue unánime y justa, porque lo que se premiaba era el esfuerzo sobrehumano de los once jugadores del club local para derrotar a un cuadro que es todo un "señor" equipo.
El encuentro. Dio comienzo a las seis de la tarde, haciendo minutos antes la entrada en el campo aureolada con una buena silba, el árbitro señor Correa. Los clubes fueron recibidos con aplausos, siendo los más entusiastas para el equipo local, que desde los primeros momentos se ve favorecido con los animosos gritos de la masa de espectadores. Y se da la señal de salida, haciéndolo el Atlético, perdiendo el balón ante la media tinerfeña, que comienza a carburar y a enviar balones a su ataque, que se muestra codicioso. La defensa albirroja se bate bien y los medios le ayudan, especialmente las alas, donde sobresale Momo, jugador inteligente, sereno, que conoce su puesto, aunque algunas cosas le han de ser perdonadas por ser un debutante en partido de tanta responsabilidad y frente a un ala tan inteligente como Semán-Rosendo.
A los ocho minutos, lo tinerfeños obtienen su primer gol por mediación de Quintana, que remató en posición difícil un balón de Rosendo, el que se llevó por indecisión de la defensa albirroja. Se aplaude la jugada y el gol. Los nuestros no se desaniman y contrarrestan con energía, sobresaliendo Quico y Momo. Y al minuto y medio, el empate: lo consigue Castilla, que aprovechó oportunamente un balón frente a Medina y lo batió. Es grande el entusiasmo del público. Se anima a los nuestros. Suenan gritos y comienza a carburar el ataque por la derecha, donde Prieto es el mejor y el más peligroso. Burla con facilidad a su medio y centra bien, pero Castilla está de malas y Caballero demasiado retrasado. No hay posibilidad de desempatar. Se apagan un poco los nuestros, pero se reaniman minutos más tarde ante los alientos del público y el juego se nivela, pero al minuto treinta y nueve. Quintana hace el segundo tinerfeño. Después, Félix pierde dos ocasiones de marcar finalizando esta parte, Castilla al disputarse un balón con Delgado, defensa deportivista, es objeto de un faut, que el árbitro señala en sentido contrario, produciéndose una pita fenomenal. No pasa nada más hasta el final de los primeros cuarenta y cinco minutos, pero hemos de anotar que el "nazareno" no se enteró de que Quintana estuvo muchísima veces en "fuera de juego".
En la segunda fase, los nuestros salen más animosos y ejercen cierta presión sobre sus adversarios. Estos tratan de contenerlos, pero están demasiados entusiasmados los atléticos. El público sigue ayudándole. Las arrancadas tinerfeñas son peligrosas y la meta de Mentado pasa momentos de apuro. Los nuestros buscan el empate, pero no se produce. Caballero está muy retrasado y muy apático. No va en busca del balón. Quesada flojea, entrega mal las pelotas. Castilla está de malas. Dos balones ha tenido frente al marco servidos espléndidamente por Prieto, que fue hoy el extremo rápido en las internadas de sus buenos tiempos y los perdió. Pero todo no había de ser desgracia para los blanquirrojos y Prieto se encargó de empatar al minuto veinticuatro de tiro esquinado. Hay un gran respiro. De pronto, Mentado sale a destiempo de su marco en busca de un balón y parece que va a ser el número tres, pero Quico lo salva y así, dentro de un juego interesante, movido, con dominio alterno, llegamos al minuto en que se produce un cambio en las líneas atléticas: Félix pasa a interior y Caballero a extremo y por esas cosas raras del fútbol - "la lógica", que dirían los más "inteligentísimos" - el ataque local adquiere más energías y movimiento y es Caballero, el hombre apático, el que faltando dieciséis minutos, marca un golazo que Medina no pudo detener. Y se animan más los nuestros.
En el campo se oyen constantemente los gritos de un público que aplaude a los suyos y los anima a ganar y mantener la ventaja y a aumentarla si puede. Y se grita: "¡Animo, Atlético, la victoria es vuestra! ¡Adelante los medios", que los muchachos cumplen y Abreu y Momo, junto con Quesada, que se ha reanimado, envían balones y más balones, hasta que uno de ellos lo aprovecha Félix para lanzar un tiro a media altura, que entre en la meta en medio del grito unánime de ¡¡¡gol!!!, que canta la masa entusiasmada, completamente satisfecha de esta victoria. El encuentro está ya ganado. Los nuestros siguen jugando, pues solo faltan seis minutos y, por fin, el último pitido de Correa, que pone término a un encuentro emocionante, del que el buen deportista tendrá un gran recuerdo y no olvidará que el Atlético ganó porque tenía que ganar, porque realizó en esfuerzo magnífico para lograr esa victoria dentro de la mayor corrección y practicando un fútbol de campeonato, con mucha moral y mucha alma.