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Camilo Roig

 NUESTRAS FIGURAS

Camilo Roig

Camilo Roig es el segundo de una dinastía deportiva, que ya cuenta con otro futbolista conocido - su hermano Paco -, que ahora forma en las filas del Celta de Vigo. Rápido y clásico, con intuición natural de la jugada y un oportunismo que hace tener un constante peligro para la meta contraria. Roig ha ganado en clase y popularidad con sus actuaciones siempre certeras, casi tanto como en el mismo sentido de su juego ha subido la cotización de los colores blanquirrojos en estos últimos tiempos.

Camilo Roig es un muchacho alegre, de trato simpático y con una cultura bastante acusada. Lo hallamos en la mañana del domingo, día del encuentro con el Unión, en el barrio de Salamanca, por donde suele transitar con preferencia a ningún otro. Caminando con él por la Rambla "pegamos la hebra" que constituye su actual profesión y su mayor afición.

-          ¿Dónde empezaste a jugar?

-          De un grupo de chavales de mi barrio surgió un equipo llamado "Infantil Salamanca", en que hice mis primeras armas balompédicas. En 1936, ingresé en el Sporting magnífico conjunto que ha proporcionado jugadores de talla al fútbol tinerfeño. Jugué en él una temporada y vino la guerra. A fines de 1938 marché al frente, operando en Cataluña y Levante. Y cuando finalizó la campaña quedó destinada mi División en Barcelona, donde residí cerca de un año.

-          ¿En este tiempo ni jugabas?...

-          Algunas veces figuré en encuentros militares. Recuerdo uno en Castellón, donde por cierto, sufrí una fuerte luxación en un hombro. Ya reanudadas las actividades futbolísticas en España, formé en el Reserva Español de Barcelona y cuando iba a pasar al primer equipo, donde acababa de debutar Jorge, un ataque de tifus me lo impidió. Más tarde me permitieron regresar a Canarias.

-          Y fichaste en el Price.

-          Así mismo. Yo no podía defender otros colores, porque nací deportivamente donde me hizo mi hermano Paco y había de seguir su camino, máxime cuando él acababa de ser traspasado al Celta.

-          ¿No piensas abandonar al Price?

-           De ninguna manera. En él empecé mi fútbol en serio y en él he de terminar, si Dios quiere...

-          Pero suponemos que te habrán hecho algunas ofertas...

-          Sí; el año anterior fue el Español, de Barcelona, y éste, un club de Las Palmas me ofreció una proposición tentadora. Pero descuida, que a mi no hay quien me saque del Price. Solamente en caso de que Paco volviera a formar en su ataque, quizás me decidiera a ir a al Península, con vistas a conseguir un porvenir económico.

-          ¿Qué me dices de la Liga?

-          Tengo fe en la reacción de los clubes tinerfeños. No me solidarizo de ningún modo a la teoría de que los equipos de Las Palmas son superiores a los nuestros. Lo que ha pasado sencillamente es que allí no se han mutilado los cuadros en el verano, como aquí. La alegre exportación a la Península ha destrozado todo nuestro potencial futbolístico. Pero quedan todavía figuras y muchos deseos de romper este cerco de mala fortuna. Ya verás como todo cambia de aquí a unas cuantas jornadas.

-          ¿Te atreverías a formular un pronóstico sobre el Price?

-          Pronóstico, ninguno. Opino, simplemente, que podemos clasificarnos en uno de los cuatro primeros lugares.

Y con estas palabras quedó cerrada la breve charla que hemos sostenido con una de las figuras más valiosas de nuestro fútbol actual.