Secciones Históricas

Impresiones técnicas

Martes, 28 de mayo de 1935

IMPRESIONES TÉCNICAS

Por Pedro Cárdenes, expresidente del Colegio Canario de Árbitros y

exseleccionador único

Sin enemigo y en campo duro, una táctica equivocada de los profesionales ingleses

En Inglaterra, es una táctica que desde hace años se ha puesto en uso por la mayoría de los equipos profesionales. El medio centro retrasado, a la misma altura de la defensa, jugando éstos muy abiertos y marcando a los extremos, al parecer, da excelentes resultados, pues en terrenos pesados, hace esta colocación inmovilizar el ataque enemigo.

El Liverpool en sus tres encuentros celebrados en Las Palmas ha observado exactamente igual tipo táctico frente a sus adversarios, unos contrincantes pobres de juego y, acaso, salvándose el Tenerife, sin llegar a una pujanza determinada en sus líneas.

Esta manera de jugar de los profesionales, ha sido completamente equivocada, pues frente a teams inferiores como el Marino, Victoria y Tenerife, hubieran practicado un fútbol más bonito y efectivo, si se hubieran lanzado al ataque, si su corpulento medio centro, deja solo a sus defensas y se decide a cooperar con sus delanteros, sirviéndoles balones rasos y con justeza, ya que retrasado solo enviaba largos patadones que, por la falta de control en el terreno duro, siempre eran altos y sin belleza.

En plan turístico, es más cómodo jugar a la manera inglesa, cuesta menos, se derrocha menos energía, contra enemigos de escaso valer. La defensa la ejecuta como hemos dicho, a base de sacar balones largos y altos (en campos de hierba y mojados serían largos y a ras de suelo), para que sus atacantes con una superioridad indiscutible, tejan el balón y puedan obtener, siempre, un tanteo superior, aunque nunca elevado solo por la falta de empeño.

Los brillantes y únicos momentos del Liverpool.

Los ingleses residentes en Las Palmas, se habían preocupado, sin motivo alguno, de la inquietud, que el Tenerife, equipo superior al Victoria y Marino, podían hacerle temer a sus compatriotas y es natural que los dirigentes ingleses dieran severas instrucciones a sus profesionales.

Los rubios de la Albión salieron el domingo pasado al campo en plan netamente de ganar y no tardaron muchos momentos para que el tanteador registrara dos tantos a su favor.

El segundo goal patentizó la clase excepcional del jugador que lo marca. Howe se vio imposibilitado de tirar con la derecha, y, haciendo un poco de esfuerzo se pasó el pelotón al pie izquierdo, para sin dejarlo botar y arreándole un estacazo perfecto, colarlo mal intencionadamente en la red.

Fueron estos minutos los de mayor brillantez del Liverpool. Había ganas e instrucciones de ganar y el centro medio, por esos deseos, a pesar de la frialdad de su juego, no hay alma ni calor como el juego latino, se lanzó al ataque y fue lo suficiente para desmoronar al equipo tinerfeño en pocos minutos.

Obtenida esta ventaja, los rojos volvieron a replegarse y su centro medio no salía a pocos metros de su guardameta Rileyr, para desde allí lanzar los balones en alto, por no controlarlos por la dureza del terreno, a sus perforadores.

Esta táctica de repliegue del Liverpool trajo un tanto del Tenerife, que "aclimatado" a estos terrenos se desenvolvía individualmente con unas incursiones peligrosas para la portería inglesa.

El otro momento de oro de ley, de juego, de juego de ataque, de correr el balón de un lado a otro entre las piernas inglesas, de hacer tomar velocidad al cuero, para recibirlo el jugador desmarcado, fue cuando al Tenerife se le ocurrió marcar su segundo y último goal y dejar señalado en el tanteador un 3-2.

Los rubios volvieron a tomar en serio el partido, y la vanguardia, con la cooperación del centro medio, buscó en pocos minutos un cuarto goal que lograra desnivelar numéricamente el resultado del partido.

La enseñanza para el futuro.

Hemos visto jugar al Everton en Tenerife y fuera de Tenerife, y su juego, su estilo, su clase, sigue siendo para nosotros de mayor mérito que la del Liverpool, tal vez a la no implantación del tercer defensa, que llamaremos antiestética en campos duros, le diera en el Stadium tinerfeño, un mayor realce a su juego, y gustara por lo tanto más a la afición canaria, modelada con un estilo y sabor uruguayo.

El Everton, en la isla del Teide, realizó un juego corto y bajo, ligando absolutamente el juego la línea medular, donde Brittom combinaba a la perfección con sus atacantes, llevándose el balón por piernas para entregarlo en terreno contrario, a sus compañeros, servido en bandeja. Brittom, poco después de actuar en Tenerife, era investido de internacional en la vieja Inglaterra.

En cambio, los medios alas del Liverpool, carecían de control de balón, y no se metían a llevar balones a sus vanguardistas, Solo se limitaban los medios ingleses a saludar el balón con una ruda patada, despachada en alto y feo, porque, en realidad, el bote del balón no les hacía salir esos pases adelantados que van rodando sobre la hierba y que, por su profundidad, suelen tener buenos resultados.

Volveremos a insistir sobre lo que dijimos en Tenerife el pasado año, con motivo de la visita del Everton. Aún con un juego más preciosista que sus eternos rivales, los rojos del Liverpool. Es necesario, es preciso, que las empresas canarias sepan captar el gusto del aficionado isleño, forjado desde remotos años con dominadores del balón: Julio Fernández, Alfredo Rivas, Juan González, Padrón, Oramas, a través de grandes equipos - así, subrayado, grandes equipos - como el del Victoria, que enloqueció a los olímpicos chilenos, o al Español, o un Tenerife, en plena juventud, que se emborrachó de juego frente al Madrid. El estilo de Padrón o de Oramas, gustaba en Canarias, como agradó más tarde, en la Argentina y Uruguay, catedrales del fútbol preciosista mundial.

Escocia es el centro futbolístico de las islas británicas que cultiva el fútbol perfecto, combinando la ciencia con el rendimiento y el esfuerzo con la brillantez. Y estas características y estilismo son las que se imponen en las Islas. Buena prueba de ello fue las brillantes actuaciones de los escoceses del Raith Rovers, que con superior envergadura científica a la de nuestros visitantes de ahora, han dejado un memorable recuerdo en la afición.

Cooper y Quincoces.

De los seis hombres de las líneas defensivas del Liverpool, la figura más destacada es la del rubio Cooper, el defensa internacional inglés que conjuntamente con sus compañeros de selección, en Londres, derrotaron a los bravos rojos.

Viendo jugar a Quincoces, no nos acordamos de Cooper, pese a su agilidad, vista y decisión, y si, en cambio, viendo jugar a Cooper, nos viene a la mente la figura sobresaliente del "as" de la defensa europea. Quincoces tiene dotes más extraordinarias de defensa internacional que Cooper. Aquel gran jugador que viéndole jugar en el Madrid en el Stadium del Tenerife, antes del campeonato mundial celebrado en Roma, nos atrevimos a calificarlo como el mejor defensa del mundo.