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Manuel Rodríguez Ramos

 NUESTRAS FIGURAS DE AYER

MANUEL RODRÍGUEZ RAMOS

Manuel Rodríguez Ramos. El señor Silva Rojo manifestó: "Este extraordinario jugador nació en Agaete, pero se crió en "Fuera la Portada", barrio por el que siente grandes simpatías. Las primeras letras las aprendió, como casi todos los chicos de dicho barrio, en el Colegio del Corazón de María. Jugando en el patio del Colegio se aficionó al fútbol y pronto capitaneó un grupo en el Colegio, que durante mucho tiempo fueron imbatibles.

Pocos jugadores canarios han tenido que sostener tan ruda lucha para llegar al puesto que ocupó en el fútbol regional, como el popular "equipier" del Marino F. C., Manuel Rodríguez".

A la eficacia de Rodríguez, el destacarse en su puesto como un "as", ha contribuido en gran manera la labor deficiente de sus compañeros, especialmente del interior izquierda y la del centro medio, buenos jugadores, muy entusiastas por su club, pero poco rápido. Debido a esto Manuel Rodríguez ha tenido que realizar una labor enorme, pues en muchos partidos jugados por su equipo ha tenido que hacer de interior, de extremo y hasta de centro medio; su labor ha sido en muchas ocasiones tan grande, tan enorme, que él solo ha sido medio equipo y esta labor abrumadora que en tantos partidos ha realizado Rodríguez y que a otros tal vez habría acobardado, ha tenido la virtud de acrecentar, no sólo su entusiasmo, sino que medio agotado, casi rendido por el trabajo ejecutado, aún ha encontrando energías suficientes para empujar a sus compañeros hacia el gol, hacia el triunfo, que en no pocas ocasiones ha dado a su equipo en los últimos momentos del partido, debido a su voluntad de triunfar.

Poco son los jugadores que van quedando que ponen en la lucha todo el entusiasmo de su alma en la defensa de sus colores. Podrá ser su actuación más o menos brillante, pero desgana, apatía, eso no lo conoce el gran jugador del Marino y ese es uno de los alicientes más grandes de la labor realizada por este muchacho a quien todos aprecian, pues tantos amigos como adversarios, reconocen a Manuel Rodríguez como un gran jugador. Bien, muy bien ganado se tiene el popular futbolista blanquiazul, su entusiasmo, su codicia en el juego le han hecho acreedor a la admiración que todos sentimos por él.

Manuel Rodríguez, medio ala azul, gran jugador y deportista modelo. En aquel fútbol de ayer, fútbol creador de la afición y no afición creadora de jugadores, como hoy, Rodríguez defendió los colores azules del Marino, procedente del Artesano F. C., y dio a su equipo de siempre y al fútbol canario inolvidables jornadas triunfales con su juego formidable, que le colocó en el primer puesto entre los medios alas locales, retirándose joven aún, después de rechazar ventajosas proposiciones.

Destacó Rodríguez como jugador con ese quite limpio y suave que le caracterizaba; inteligente, poniendo su afición al servicio de la ciencia, con una colocación perfecta y entusiasmando a las muchedumbres con su juego por alto. Era entonces el jugador que más saltaba, pero saltaba con arte.

Aún se recuerda el encuentro campeonil del Marino en Tenerife, allá por el año 1933, con el Real Unión, en su propio campo del El Cabo, en una lucha reñidísima y pródiga en incidentes que terminó el club de Las Palmas con seis jugadores en el terreno de juego por lesiones de los restantes. En aquel choque, nunca mejor llamado choque, Manuel Rodríguez fue la figura cumbre. Contra los buenos jugadores y mejores "leñadores", este jugador dio una extraordinaria lección de juego y caballerosidad. Había que ver el "dribling" del jugador azul en medio de los "hachazos" que entonces se regalaba en los campos de fútbol. Ni la pasión de un público frenético, ni el marcador en contra, ni el delirio del momento pudo evitar en los más exaltados el aplauso espontáneo para aquel jugador que, indiferente a las violencias de la lucha, imponía una clase formidable, encerrando en un marco inconfundible del deportista noble y caballeroso.

Al destacar a Manuel Rodríguez, como jugador, no puede olvidarse le ejemplaridad de su conducta como deportista. En aquellos tiempos en que el Reglamento no era tan inexorable ni tan inexpugnable el árbitro como actualmente, cuando la virilidad cubierta de nobleza era más briosa que lo que hoy calificamos de violencia, destacar de forma extraordinaria un jugador por su nobleza no era cosa corriente. Sin embargo, Rodríguez fue un ejemplo de corrección, de nobleza, de caballerosidad. Jamás dio golpes alevosos ni buscó al balón al propio tiempo que al adversario.

Era el fútbol, como lo es, viril. Por ello no podrá desaparecer el encontronazo con consecuencias. Una vez Rodríguez lesionó involuntariamente al jugador victorista, también gran jugador, "El Chorizo". Manuel Rodríguez lo sintió honda y honradamente. Y todos. Porque todos conocían la honradez y sentimientos nobles de este jugador. El paso de Rodríguez por el fútbol fue premiado por la Federación de Fútbol, concediéndole la Medalla del Mérito Deportivo.

La popularidad de Manuel Rodríguez es tan grande, que hasta en los rincones más apartado de la Isla su nombre es conocido y admirado y en Las Palmas no digamos nada: raro es el hogar donde haya un aficionado al bello deporte del balón redondo, allí está el retrato del gran jugador junto con los de Rojas y Gil, los tres ídolos del marinismo.

Nosotros tenemos una escuela propia: la escuela canaria, formada por todos los sistemas conocidos, pero que ha ido amoldando a la psicología de nuestros jugadores, teniendo en cuenta su resistencia física, su sobriedad y sus altas dotes de asimilación. Esta escuela nuestra, inconfundible con las demás, es de una precisión y vistosidad enormes, habiendo proporcionado a nuestros equipos triunfos resonantes, tanto con equipos peninsulares como con extranjeros, triunfos que han colocado a nuestro fútbol a una altura envidiable.

Para rematar la semblanza de este "equipier", con toda solemnidad se le debe colgar el cartelito de: Genuino representante de la Escuela Canaria de Fútbol, es Manuel Rodríguez, el famoso medio izquierdo del Marino F. C."