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Partido: 14-01-1934

Domingo, 14 de enero de 1934

  • MARINO F. C.
  • ALL PACIFIC 

Cuarta exhibición en Las Palmas del "Combinado" sudamericano

El Marino también sucumbe ante el "All Pacific"

Un gran "goal" de Luco 

0 - 2. Desde los primeros momentos vieron los verdaderos aficionados uno de los mejores equipos que nos han visitado en el combinado chileno-peruano que sé reúne bajo el nombre de "All Pacific". Los indiferentes o desconocedores del deporte, en el transcurso de los tres encuentros jugados anteriormente, se han ido convenciendo de que es justificada la reputación de que venían precedidos, al extremo de considerárseles en Inglaterra como el mejor equipo suramericano que ha pisado los "fields" británicos.

El "All Pacific" es equipo para dar gusto al aficionado, mostrando toda la amalgama de afiligranamiento que encierra la técnica uruguaya. Por tenerlo todo tiene hasta un morenito, digno de aquel famoso Andrade, que tanta admiración causó en la Olimpiada de París.

El partido comenzó a las tres y media de la tarde con las alineaciones siguientes:

All Pacific: Valdivieso; A. Fernández, Maquilón; Denegrí, Arce, Astengo; Alegre, Fernández, Villanueva y Tovar.

Marino: Alfonso; Guerra, Rafael; Hito, Castro, Sánchez; Pinocho, Pepene, Del Toro, Medina y Chanarría.

El encuentro. Cuarta exhibición en Las Palmas del "All Pacific" sudamericano. Frente al azulísimo Marino canario.

Triunfa el "combinado" chileno-peruano en lógica justicia. Dos-cero. Con méritos suficientes para batir al equipo de casa.

Gran actuación del "once" forastero. Han sido ellos los únicos que ribetearon en la pista con la técnica de su juego. Con superior concepción de la "ball" y más infinitas ansias de triunfo. Así como el más decidido empeño - también - por neutralizar el juego (?) del contrario.

Con más técnica.  "Jugando"... Exhibición pobre y desafinada del "once" marinista. Sin cohesión alguna en sus líneas.  Jugando a la deriva. Aplatanados.

Reteniendo en demasía los balones y desesperando a los "hinchas". Individualizando el juego en una táctica equivocada y errónea. Sin fogosidad en el ataque... ni en la defensa. Rota y deshechas sus líneas en un correr inarticulado, atontas y a locas. Sin que surgiera el hombre que metiera decidido el empeine frente a los postes del meta sudamericano... Pataditas tímidas, inofensivas. Huecas de peligro. Sin calidad ni puntería. Sin sensación de "goals".

Una, dos, tres... Ocho, diez, doce...

Todas las ha recogido Valdivieso, blocándolas fácilmente con su eterna peruana sonrisa.

Un "goal" en cada tiempo. De Schenerberger, el primero.

Otro "goal" de Luco. ¡Un gran "goal" y una gran jugada! Sin preparación de la pelota.                                          

Otros detalles. La verdad es que cada día se sufre una nueva sorpresa. Para los que habíamos convenido, después de haberlos visto dos veces, que el combinado chileno-peruano solo servía para exhibirse en un salón, una sorpresa ha sido sus dos últimos triunfos. Y agradable. Porque no se trata solo de la materialidad de los goals marcados, sino del juego desarrollado. Y esto es digno de tenerse en cuenta.

Hoy, las huestes de Prada, sobre todo en el primer tiempo, estuvieron tan desastrosas como su rival victorista el jueves. Y no porque no hicieran cuanto estuvo de su parte; si no porque los "merengues" del Pacifico se mostraron más peligrosos que los que quitan el sueño a don Félix. Los muchachos del Marino, cual nuevos ayacuchos, sufrieron una corrida en pelo, que no parecía sino que el mismísimo Sucre dirigía las líneas de sus descendientes. Una prueba de que se repite la historia. Las columnas azules parecían dirigidas por un general tan incauto como el funesto virrey La Serna. No supieron presentar batalla y, como en aquella ocasión dolorosa, tuvieron que reconocer la supremacía peruana. Como españoles, lo sentimos; pero si el hecho ha de abrir una etapa de mejor comprensión racial - aunque esta sea de materia futbolera - nos alegramos.

Navarro Verdú, que estaba temiendo la marcha de los incas, sin que se le diera un arbitraje, dirigió hoy el encuentro. No sabemos si había protestado de esta postergación, pero es de presumir que así fuera.

Como hemos dicho, el triunfo sonrió al combinad chileno-peruano. Por cierto, merecido.