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Luis Molowny Arbelo

 NUESTRAS FIGURAS DE HOY

LUIS MOLOWNY ARBELO

Luis Molowny Arbelo. Lo cuenta el mismo. Luis Molowny Arbelo. Nací en Santa Cruz de Tenerife, el doce de mayo de 1925. Empecé a jugar desde muy niño en el barrio, en equipos infantiles, y en el colegio de San Ildefonso, donde completé el ciclo de estudios. No fui nunca muy aficionado a los libros, y, por tanto, no alardeo de una sólida preparación  cultural.

Tenía seis años escasos cuando formaba ya en un cuadro de "bebés". Mis primeros cursos balompédicos los asimilé en San Ildefonso, primero con los párvulos y después, conforme avanzaba por la pendiente de los años, en conjuntos superiores.

A los trece años me enrolé en el infantil del Rápido, de Santa Cruz, en el que estuve algunas temporadas con gran satisfacción mía y de mis compañeros. Aquí aprendí mucho y me adentré en capítulos ignorados, en los que bebí algunos sorbos de experiencia y veteranía.

La ambición es cualidad innata a la juventud. Quería progresar. Pronto logré algo de esto. Vestía dieciséis años cuando se me presentó una buena oportunidad: tomar carta de naturaleza en el infantil del Tenerife; la aproveché y me afilié a sus colores. Poco duré en este conjunto.

Un año después, apenas estuve uno en el anterior, ascendí al Santa Cruz - diecisiete años, de Segunda Categoría. Me faltaba meses para alcanzar la edad reglamentaria; estas causas impidió que jugara de titular.

Allá por el mes de julio de 1943 me desplace a Las Palmas a jugar con el "Estrella de La Laguna", en partido amistoso con el Racing. El partido terminó con empate a dos tantos.

A algunos directivos y entrenadores de clubes locales que habían acudido aquella mañana al "Pepe Gonçalvez", no le pasó desapercibido el juego realmente genial de un pequeño interior, de corta estatura y escaso peso, que formaba en el equipo lagunero: Luis Molowny.

El defensa Victoriero, que meses atrás había jugado en el Celta de Vigo, al regresar a su tierra fichó por el Estrella, y habiendo llegado a un acuerdo con el Marino pasó a formar parte de su escuadra. Por aquel entonces le habló al presente, señor Fuentes, de la calidad de Molowny.

La mediación de Victoriero, fue esencial en el fichaje del jovenzuelo, de ojos azules

El día 17 de septiembre de 1943, Molowny llega con su padre a Las Palmas, a bordo del correillo "León y Castillo". Poco después se produce la primera toma de contacto en el despacho del industrial don Eufemiano Fuentes, en la calle Pamochamoso. Por la tarde ya es jugador del club popular.

Al atardecer acude al local social marinista, en la calle León y Castillo, para ser presentado a directivos, socios y compañeros.

Poco tiempo después amistoso de presentación ante el Unión Marina.

El equipo popular presenta la siguiente alineación:

Cristóbal; Quico, Victoriero; Farías, Campos, Bartolo: Minguine, Polo, Domingo, Molowny y Sanabria.

El resultado fue favorable a los blanquiazules por 4-1, goles marcados por Polo (2), Domingo y Minguine. El del Unión Marina fue logrado por Monza.

El encuentro resultó entretenido. El cronista deportivo "P. Ako", escribió en el periódico "La Provincia": "Molowny, joven jugador, juega como los de "antes", colocación exacta, dribling necesario, pase preciso, y sobre todo, mucha inteligencia en la práctica de estas virtudes. Sólo le falta la acometividad impropia de su edad y su estatura y quizá no haber jugado... y Molowny será la máxima atracción en la temporada que empieza"

Cada entrenamiento que efectúa el Marino es presenciado por infinidad de seguidores populares.

Por fin, el 14 de octubre de 1943, Molowny juega su primer partido oficial, con el equipo blanquiazul. Lo hace frente al Atlético Club. Vence los marinistas por el tanteo de 3-2. El "match" consagra a Molowny. Este hace diabluras con el balón, levantando al público de sus asientos. El segundo gol de los "populares" lo hizo Molowny, en los primeros minutos del segundo tiempo. El triunfo aunque apurado satisface y es acogido con gran alegría por parte de la parroquia marinista. Han visto a un "equipier" con trazas de fenómeno en la cancha, al que apoda "El niño".

A grandes rasgos estos son los inicios futbolísticos de Molowny, pues en 1946 es traspasado al Real Madrid, para dejar tan alto el nombre del fútbol canario, durante diez largos años.

En su debut con el equipo blanco, jugado en el Estadio Metropolitano, fue precisamente contra el F. C. Barcelona, obteniendo el gol que le dio la victoria al club merengue.

La afición madridista le puso el apodo de "El mangas" por su forma de coger los puños de la camiseta.

Alcanzó en repetidas ocasiones la internacionalidad, máximo entorchado de cualquier futbolista que se precie como tal. También en su palmarés figura ser Campeón de Europa, Campeón de Liga y muchos otros entorchados.

Formó parte de aquella célebre selección isleña de los Silva, Rosendo Hernández, Cabrera, Farías, Lobito Negro, Gallardo, etc., que se enfrentó al potente "team" San Lorenzo de Almagro, en el Estadio Chamartín, de Madrid y como todos sabemos el triunfo correspondió a nuestros colores, por el tanteo de 4-2.