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Reseña de una época - 1943 -

HISTORIA DEL FÚTBOL CANARIO

- Retrospectiva -

Domingo, 9 de mayo de 1943

 

Liga Interregional (1943)

 

STADIUM DE TENERIFE

 

C. D. IBERIA  //  MARINO F. C.

 

El Marino recupera la cabeza de la Liga, venciendo en Tenerife al Iberia

Dominador casi siempre los tinerfeños, pero el bando azul fue más práctico

CRISTOBAL, Marino1 - 2. Lo que debía ser y no fue. Le resultó muy difícil, pero al fin ganó. Se encontró el Marino con un Iberia, que forzosamente tenía que batallar. Sus incondicionales le exigían una reparación de lamentables actuaciones anteriores. Y los hombres blanquinegros salieron a luchar con toda su alma.

Para arrancar los dos puntos, necesitaron los azules emplearse con todo vigor que la fe en la propia confianza proporciona, sin abandonarse un solo instante.

Era curioso contrastar la diferencia de estilo de los dos equipos. En uno - el Iberia -, viril energía, incansable actividad. Con un desplazamiento largo de la pelota. En el Marino, mucho pase corto en el ataque, repitiendo con exceso la misma jugada.

El cotejo de fuerzas, resultaba casi siempre favorable al Iberia, que llevaba la iniciativa con mayor insistencia. Pero tenía la suerte en contra. Mandaba en el campo, pero el fútbol, en una de sus piruetas clásicas daba el triunfo a quien no lo merecía.

Pero aún jugando menos que su adversario, el Marino supo aprovechar los instantes precisos para llevarse la victoria, porque pese a la superioridad, en el terreno de juego del Iberia, las huestes de Campos jamás se encerraron en la defensa. Jamás aceptaron un desnivel desfavorable. Buscaron siempre por donde poder soltar el disgusto, máximo al bando de enfrente, el que llegó en los minutos finales del encuentro.

Más de todas formas, el Iberia no mereció perder. Su actuación, fue casi uniforme. No tuvo los baches de otras tardes. Peleó con coraje y jamás desmayó en su firme voluntad de ganar el partido.

Victoria marinista, en fin, que le ofrece magníficas perspectivas, dentro de la incertidumbre de esta emocionante segunda vuelta liguera, donde los equipos han de llevar los faros muy bien encendidos.

Lo emocionante del encuentro. Fue un partido duro, de juego muy rápido y movido, aún habiendo casi siempre mayor dominio iberista. Tuvo emociones sin fin, casi todas a cargo del empuje blanquinegro y de la tenacidad defensiva de los azules del Marino.

Hubo además mucha soltura y precisión en las combinaciones, cambios espléndidos que variaban el aspecto de la lucha con atractiva belleza.

El dominio iberista se tradujo en buen número de saques de rincón (cuatro en el primer tiempo y seis en el segundo) y ya sabemos lo que contribuyen los córners a proporcionar emotividad a la lucha. El Marino lanzó tres en cada parte, lo que constituye un elogio para la defensa iberista, que supo librarse casi siempre del acoso con seguridad y acierto.

Mando durante casi todo el primer tiempo el conjunto local. Hizo juego rápido y corajudo, fallando todos sus intentos ante la cerrada defensa marinista, salvando el meta Cristóbal balones dificilísimos, cuando el tanto estaba hecho. En una de ellas, al rechazar un ataque, en rápido plongeón sobre el acoso de Enrique, resultó fuertemente lesionado, estando ausente del campo durante algunos minutos.

Y pasamos a la segunda parte, que fue la de verdadera emoción, creciente a media que el encuentro avanzaba. En las primeras fases Cristóbal intervino dos veces decididamente. Una, en internada de Asensio y Zuppo, saliendo a tiempo para repelerla. Y otra, en un blocaje, segurísimo a un cabezazo de Diego. A los diez minutos, marcó el Marino su primer tanto. Un brioso ataque por el centro, bien aprovechado por Rodríguez para rematar al lado opuesto de Cándido.

Este gol no hizo efecto deprimente en el Iberia. Al contrario se lanzó a una nueva ofensiva, abriendo largo a los extremos, por donde venía todo el peligro. Pasó un buen rato, hasta que llegó el empate. Un pase de Enrique a Asensio y remate fulminante de éste, a media altura. La estirada de Cristóbal, inútil.

Aquí fue donde la emoción llegó a lo más alto. Se sucedían los córners contra el marco marinista y el Iberia jaleado por sus incondicionales, se volcaba una y otra vez, en un acoso continuado, con un brío aún más superior al de antes. Cuatro minutos más tarde perdía la oportunidad, cuando se encontraba solo ante la puerta desamparada, por salida de su cancerbero.

Encorajinado de veras, el Iberia seguía lanzado en tromba sobre su rival. El Marino, replegado un poco, aguantó como pudo aquel vendaval y atacó aisladamente, casi siempre por el centro.

El partido se iba hacía su final y todos manteníamos la creencia de que el empate no sufriría alteración. Sin embargo, el Iberia se tambaleaba en los últimos minutos, quizás por desfondamiento de su medular, agotada por el esfuerzo realizado.

Y así las cosas, surgió la jugada decisiva, que daba el triunfo al Marino. Regateó Rodríguez a Concepción para ceder a Polo, que lanzó sin otra preocupación un tiro fuerte de cerca, al ángulo.

Tres minutos después finalizaba la lucha y el júbilo de los muchachos marinistas, era incontenible.

La actuación del Marino. Hablemos del Marino, vencedor del emocionante encuentro. Supo mantener la serenidad precisa para aguardar hasta el último instante la esperanza del triunfo. Pero pese a todo, no hizo un buen partido. Falló el ataque, que tiró poco y se mostró un tanto endeble. Jerez supo crear juego muchas veces, pero tras el descanso bajo bastante. Polo, frío y lento, tendió demasiado a extraviarse en la "tierra de nadie". Los extremos no realizaron grandes cosas. Minguine hizo algunas jugadas meritorias, pero escasas. Varios buenos centros de Sanabria, fueron insuficientes, ya que perdió dos tantos hechos y se mostró incapaz de buscar la puerta. Rodríguez solo se batió con coraje magnífico, teniendo en jaque a la zaga, oportuno y bien calculado.

Se defendió bien la media. Diego Ramos con su característica dureza. Cristóbal fue otra vez más en nuestro campo, un puntal muy seguro. Salvó lo que parecía inevitable y esto era una invitación a cobrar confianza, para sus compañeros.

Los hombres del Iberia. En el Iberia no cabe hacer distinciones. Todos dieron el mayor rendimiento posible, teniendo su mejor actuación liguera. Se movió mucho el ataque con Enrique en el centro, conductor e iniciador de la mayoría de avances; activísimo siempre Teodoro, que vuelve a estar en juego y oportuno Asensio, que centró también con temple. Los interiores, no realizaron cosas realmente meritorias, pero aportaron también su entusiasmo.

De los medios fue Cabrera quien alcanzó mayor relieve, marcando muy bien a Minguine. Chano también se mostró pegajoso.

En el trío defensivo, soberbio Concepción, que fue quizás el mejor de su bando.

Arbitro y equipos. No nos gustó el arbitraje del colegiado de Las Palmas, Juan García. No vio muchas faltas que se cometieron, equivocó otras varias, siendo un arbitraje desigual que no respondió a un criterio claro y correcto.

Marino: Cristóbal; Pérez, Ramos; Farías, Campos, Méndez; Sanabria, Polo, Rodríguez, Jerez y Minguine.

Iberia: Cándido; Concepción, Eusebio; Cabrera, Quico, Chano; Teodoro, Zuppo, Enrique, Diego y Asensio.

Público: El Estadio, casi lleno.